Cuba: Las mujeres son vitales en el curso del cambio climático

La Habana, noviembre.- Ante el desafío actual del cambio climático, el papel de las mujeres es vital, en más de un sentido, dijo la Coordinadora residente de las Naciones Unidas en Cuba, Susan McDade, durante la presentación en La Habana del informe Estado de la Población Mundial correspondiente a 2009, que cada año emite el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP).

El documento, titulado «Frente a un mundo cambiante: las mujeres, la población y el clima», profundiza en las conexiones críticas entre población, salud reproductiva, vida de las mujeres y cambios climáticos, a la par que intenta trasladar el debate del espacio de las ideas abstractas y técnicas a la vida de las personas que influyen en el calentamiento global y a la vez sufren sus efectos.

Las posibilidades de adaptarse al cambio climático, reducir sus efectos y ayudar a revertirlos serían mayores si se tuvieran en cuenta la dinámica de la población, las relaciones entre hombres y mujeres, así como el acceso de la población femenina a servicios de bienestar y oportunidades de desarrollo, expresa el informe.

Dado a conocer el pasado miércoles en Londres, el informe fue presentado también en La Habana ante periodistas, especialistas y representantes de diversas instituciones y organizaciones.

McDade comentó que pocas veces se suele analizar los vínculos entre el cambio climático, la escasez de energía y el crecimiento poblacional. La funcionaria señaló que, si bien la acción humana acelera el proceso del cambio climático, también es cierto que este último está contribuyendo a que haya más población, «por lo que es importante cerrar este círculo», comentó.

De los 6.000 millones de personas que existen en el planeta, 2.000 millones necesitan de leña y biocombustible para cocinar y alimentarse. «Numéricamente, la mayoría está en Asia del Sur y en África, pero el 27 por ciento de los latinos depende de leña para la cocción de sus alimentos», precisó.

Quienes se encargan de recolectar y transportar la leña, en la mayoría de los países, son mujeres y niñas, que debido a las sequías y deforestación tienen que ir cada vez más lejos para obtener esos recursos. Como resultado, se ausentan de las escuelas, incluso en países donde hay educación pública, agregó.

«Las niñas que no van a la escuela se convierten en mujeres analfabetas y se sabe que hay una relación entre el analfabetismo de la mujer, el tamaño de las familias y el crecimiento poblacional», expresó McDade.

El informe del FNUAP señala que un crecimiento más lento de la población ayudaría a fortalecer la capacidad social para sobreponerse frente a los efectos del cambio climático y contribuiría a reducir las futuras emisiones de gases de efecto invernadero.

Por otra parte, las mujeres tienen un papel fundamental en la familia, en la transmisión de valores, a la hora de «enseñar a los hijos a no explotar recursos que un país no tiene», como el agua, la energía eléctrica y otros, dijo McDade.

Rolando García, representante auxiliar del FNUAP en Cuba, abundó en el contenido del informe y en el sentido de las palabras de la Directora Ejecutiva del FNUAP, Thoraya Ahmed Obaid, para quien «tienen importancia crítica algunas cuestiones fundamentales acerca de la manera en que el cambio climático afectará a las mujeres, los hombres, los niños varones y las niñas en todo el mundo», así como la forma en que «los comportamientos individuales pueden menoscabar o favorecer las acciones mundiales», según plantea en el prólogo del documento.

Para Ramón Pichs, subdirector del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, el cambio climático no es solo un reto ambiental, sino un desafío para el desarrollo.

En su opinión, el problema no radica, necesariamente, en el crecimiento de la población ni se resuelve con políticas dirigidas a reducir la natalidad, sino que tiene que ver con los esquemas de vida y consumo de las personas en los diversos lugares del planeta, cuyos mayores perjuicios recaen sobre los más vulnerables, los países pobres y en vías de desarrollo.

En tanto, Orlando Rey, director de Medio Ambiente del Ministerio cubano de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, señaló que no puede valorarse el problema como una ecuación matemática, a partir del crecimiento poblacional, ya que hay países que concentran una cantidad menor de población y, sin embargo, han sido los responsables históricos de la mayor parte de las emisiones dañinas a la atmósfera.

Agregó que los temas de población y género han tenido una escasa presencia en las negociaciones de cambio climático, desde sus inicios hasta la actualidad, debido a que ha primado fundamentalmente un enfoque dirigido a la mitigación de los efectos, ya sea mediante la reducción de las emisiones negativas a la atmósfera o por su reabsorción.

Los temas de población y género afloran con fuerza cuando en la negociación ya comienza a hablarse de adaptación, lo que acerca mucho más el debate a la vida de las personas y las diferencias del impacto del cambio climático en hombres, mujeres, niños, niñas y jóvenes.