La Habana, mayo.- Cuba continúa en la lucha por despojarse de prejuicios y actitudes discriminatorias, a partir de los cuales se sanciona comportamientos y orientaciones sexuales fuera de la norma heterosexista y patriarcal.
Liderada por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), que dirige Mariela Castro Espín, la Jornada Cubana por el Día Mundial contra la Homofobia ocupa un espacio fundamental para visibilizar el trabajo continuo de instituciones y personas a favor del reconocimiento de todas y todos.
Esta tercera edición ha mostrado mayor capacidad organizativa y crecimiento de actividades y sedes. En total siete días de activismo cultural, social y científico, en un apretado programa que reafirma a la cultura como el mejor vehículo para la reflexión y la sensibilización.
El programa desarrollado en la Unión Nacional de Artistas de Cuba (UNEAC), el viernes 14 de mayo, fue uno de los momentos más esperados. La sala Villena resultó extremadamente pequeña para la cantidad de asistentes.
Al siguiente día, la mañana del sábado, comenzó con las palabras del doctor Alberto Roque, colaborador del Cenesex y reconocido activista gay. Roque presentó un análisis breve y exhaustivo sobre los principales resultados obtenidos, retos y resistencias que debe afrontar el Cenesex y el Estado cubano, como principal garante de los derechos de los nacidos en la isla.
«El disfrute de la sexualidad es inherente a la naturaleza humana y, como tal, nos pertenece como derecho. Legislar a favor de los derechos de los grupos menos favorecidos ha sido parte indisoluble de la esencia humanista de la Revolución cubana. No se trata de estar listos, se trata de un acto de justicia que no requiere más dilación. Como ciudadano cubano solicito a las compañeras y compañeros diputados que piensen detenidamente y con justeza sobre estos hechos».
Familiares y público asistentes contaron con la oportunidad de expresar criterios y demandas. El padre de un joven homosexual pidió la palabra y afirmó: «Estoy muy orgulloso de ser padre de un hijo gay. Me costó mucho, pero la educación que recibí de esta Revolución, el trabajo de Mariela y el Cenesex me facilitaron cambiar, y miren que yo soy un guajiro de Pinar del Río», dijo, en alusión a la provincia más occidental de Cuba, a 162 kilómetros de la capital. «Yo creo que hay que traer a los padres, las madres, los compañeros de trabajo, que las personas vengan aquí para que aprendan», agregó.
La Rampa habanera fue, durante diez minutos, una fiesta de colores, sonrisas y banderas, a ritmo de conga. Una vez en el Pabellón Cuba, en la céntrica calle 23, el evento se convirtió en festejo.
Entre la distribución de materiales, la música, las pruebas rápidas de VIH, las consultorías, se dedicó también un momento especial para la celebración ecuménica que ofrecieran varios pastores y pastoras junto al Centro Memorial Martin Luther King, Jr.
Allí el pastor Raúl Suárez convocó «a la conversión hacia lo humano», pues no es solo el crecimiento de la fe religiosa lo que hace avanzar a los pueblos y erradicar la violencia y la explotación indiscriminada de la tierra.
Kilómetro 263?»El Mejunje»
El traslado de las actividades centrales de la jornada cubana contra la homofobia hacia Santa Clara, 276 kilómetros al este de La Habana, fue un reconocimiento al trabajo sistemático del centro cultural «El Mejunje» y a Ramón Silverio, director y alma del proyecto.
Con más de dos décadas de trabajo, «El Mejunje» ha logrado construir un hogar para la diversidad. La integración armoniosa de variadas identidades, expresiones culturales y generaciones constituye una realidad en este espacio.
Las celebraciones atiborraron la Calle Marta Abreu. Dos cuadras abarrotadas de personas, las azoteas repletas de vecinos y un elenco que reunió a talentos locales de la trova, la canción y el transformismo, como protagonistas estelares de la noche.
Sin embargo, no todos apoyan la labor de «El Mejunje» y Silverio. Indagando emergieron criterios muy homofóbicos en algunos santaclareños y santaclareñas de diversas edades.
Si bien la mayoría reconocía la labor de «El Mejunje» por su oferta cultural, muchos no estaban de acuerdo con las actividades y espacios que allí tiene la comunidad gay.
Entre los mayores, los argumentos se resumen a meros estereotipos; al temor por las «nuevas generaciones»; a la manera pública en que las parejas homosexuales expresan el afecto; y especialmente a que el respeto sea traducido como «estímulo» a ser homosexual.
Al preguntarles si habían participado en alguna de las actividades de «El Mejunje» la respuesta resultaba negativa.
Empero, estos criterios no impiden que Silverio continúe haciendo y soñando. Reconoce estas posturas como fruto del desconocimiento. Al preguntarle cómo se imagina esta celebración, dentro de 10 años, presagia: «Ya no se podrá realizar en esta calle, tendría que ser en un espacio donde todos y todas cupieran; el estadio Sandino, por ejemplo. Y ya no sería un día contra la homofobia, pues ya habríamos superado semejante estigma y atraso. Sería un día para celebrar la riqueza que representa la diversidad humana».
Crónica para el futuro
Quedan pendientes solicitudes y derechos aún no garantizados; entre ellos la aprobación del anteproyecto del nuevo Código de Familia, el cual incluye entre otras revolucionarias y necesarias propuestas, la unión legal de personas del mismo sexo. También queda por garantizarse el derecho a formar familias con descendencia, así sea mediante la adopción o la reproducción asistida, en el caso de las mujeres lesbianas.
Temas como la sensibilización y acción del cuerpo policial y la necesidad de un espacio propio, parece que serán solicitudes recurrentes en tanto constituyen situaciones que afectan directamente a las personas homosexuales y transgénero.
A la próxima jornada deberá llegarse con resultados no solo en el orden legal, sino también cultural, dijeron algunos. Ayudaría mucho quebrar el silencio de los medios nacionales y visualizar las acciones que a lo largo del año se realizan, señalaron otros.