Se trata de Nicole Sessarego Borquez, asesinada a cuchilladas en julio pasado cuando llegaba a su casa del barrio porteño de Almagro, comprometen la situación de Lucas Azcona, informaron fuentes policiales.
Es que desde el inicio de la investigación se estableció que mientras le aplicó las puñaladas a la víctima, el asesino se cortó y dejó rastros de sangre en la escena del crimen y sus alrededores, uno de ellos sobre una pared en la esquina del edificio donde vivía la víctima, en Don Bosco y Treinta y Tres Orientales.
El patrón genético de esa sangre de un hombre ya había sido cotejado con otros cuatro sospechosos, entre ellos, el ciudadano turco que fue el primer detenido de la causa y luego liberaron por falta de pruebas, y en todos los casos el ADN había dado negativo.
En tanto, la abogada de la familia de Nicole, Patricia Anzoátegui, dijo a Télam que el juez Zelaya les tomará declaración a Débora (20) y a Cinthia (18), quienes dijeron haber sido atacadas en el partido bonaerense de Quilmes e identificaron a Azcona como su agresor a través de los videos difundidos en los medios y que muestran momentos previos al crimen de la estudiante chilena.
«Yo salía del gimnasio, me paré a esperar el colectivo, veo venir a una persona, lo miré bien y me pareció cara conocida porque yo trabajo en un kiosco», en la localidad bonaerense de Bernal, contó Débora, que dijo que el joven también esperó el ómnibus y luego subió tras ella.
«Cuando me bajo, él también baja, sigo caminando y cuando estoy doblando, escucho unos pasos atrás, entonces corrí para el lado de mi casa», en la localidad de San Franciso Solano, relató la chica al canal C5N.
Según la víctima, el atacante la alcanzó, se tiró encima de ella, forcejearon, y ella pataleaba en el piso y gritaba «papá, papá» porque estaba a pocos metros de su casa.
«En uno de esos manotazos, le saltó el teléfono del bolsillo, entonces estiró la mano y ahí pude zafar, pararme y correr», contó la chica, que remarcó que su agresor «tenía la misma ropa que en el video y también una bufanda a cuadros».
Otra de las chicas, llamada Cinthia, aseguró que conoce a Azcona del barrio, en Solano, porque vive a dos cuadras de su casa, y que un par de veces la siguió, pero no alcanzó a hacerle nada.
«Una vez venía de la casa de una amiga, él me siguió, pero cuando le dije a mi amiga, me acompañó y entonces él se fue a la casa», aseguró la joven.
Dijo que en otra ocasión, la persiguió al ir al kiosco, pero ella fue rápido a su casa, «muy asustada».
Cinthia sostuvo que al ver en televisión los videos previos al crimen de la estudiante chilena, enseguida lo identificó por el gorro negro que usaba.
En tanto, otras dos jóvenes contaron en las últimas horas que fueron atacadas con armas blancas por Azcona, aunque todavía no fueron citadas a declarar por el juzgado.
Una chica que dijo llamarse Milagros (18) relató que el 1 de agosto iba caminando con su bebé de seis meses cuando alguien la tomó por detrás y le pidió que no gritara.
«Le digo ‘por favor, que está el nene’. Cuando me levanto así (mostrando que elevaba el mentón), pensando que me iba a revisar, me corta acá» (en el cuello), afirmó la joven, que todavía tiene la cicatriz de la herida y tras el hecho fue ayudada por una vecina.
«Cuando lo vi en la tele, me puse a llorar, era él, la misma vestimenta, la mochila, el gorro», sostuvo la joven, que consideró que el corte pudo haber sido efectuado con un bisturí.
La otra chica que dijo haber sido atacada por Azcona, de 15 años y conocida como «Maki», relató que el 18 de agosto caminaba sola y fue atacada por un joven que le tapó la boca desde atrás y le apoyó un cuchillo.
«Pensé que era mi novio, pero escucho una voz gruesa y no era», explicó al canal TN la chica, quien dijo que cuando era llevada a un campito ella gritó y allí el agresor la acuchilló en el codo y en la cintura.
Por esas heridas, la joven también tiene todavía las cicatrices, de varios centímetros en la parte baja de la espalda.
Un grupo de jóvenes del barrio que escuchó los gritos la ayudó a escapar y uno de ellos le disparó al atacante.
Un amigo de «Maki» contó que la llevó a curarse al Hospital de San Francisco Solano y cuando la estaban atendiendo, también apareció Azcona a raíz de la herida de bala.
Respecto al balazo, la jefa de personal para la que trabajaba Azcona declaró hoy ante el juez Zelaya que el sospechoso había estado de licencia después de haber sido operado de una pierna por una herida de esa naturaleza.
Además, la testigo precisó que Azcona tuvo un corte en la mano derecha el día del crimen, a raíz del cual estuvo unos días sin trabajar, y los pesquisas creen que lo sufrió cuando atacó a Nicole, explicó a Télam la abogada de la familia de la víctima.
Nicole Sessarego Borquez fue asesinada de 11 puñaladas durante la madrugada del 15 de julio cuando llegaba al departamento que alquilaba en la calle Don Bosco 4109, de Almagro.
La principal hipótesis es que la estudiante fue atacada en la vereda, tras lo cual, herida, alcanzó a dar unos pasos, entrar al edificio y desplomarse en el hall.