Catamarca

Condenan a 24 años de cárcel al “monstruo” de Santa María

El fiscal de Cámara calificó el hecho como espeluznante.Estaba acusado por violar a sus dos hijas mujeres, embarazarlas y hacerlas abortar. Pidió perdón a la sociedad.espeluznante

G.P., un hombre de 62 años, fue condenado ayer por los jueces de la Cámara en lo Criminal de Tercera Nominación a sufrir la pena de 24 años de prisión tras ser encontrado culpable de dos hechos de «abuso sexual con acceso carnal continuado y agravado por el vínculo». El hombre fue denunciado por sus dos hijas mujeres, cuando éstas ya eran mayores de edad, el año pasado. Los aberrantes abusos habían comenzado en el año 1995 en un paraje del departamento Santa María. El fiscal de Cámara, Rubén Carrizo, calificó la causa como «espeluznante” y pidió 28 años de cárcel para el sujeto, quien admitió haber sido el protagonista de la monstruosa historia.
Las víctimas, M.P. y R.P., pudieron contar la aberrante situación que vivieron recién casi 20 años después de sucedida. Así se supo que en  1995, cuando M.P. tenía apenas 7 años, su padre, quien ya era un violento, comenzó a abusarla carnalmente cuando ella iba a cuidar las llamas de la familia al campo. Su silencio lo logró diciendo que mataría a su madre. En 2002, M.P. queda embarazada. Su padre la comienza a maltratar más, la manda a trabajar al campo y la alimenta muy poco, al parecer con la intención de que aborte. Así, al octavo mes ella comienza el trabajo de parto, para acelerar el nacimiento él la golpea, la cuelga de los pies y la tira sobre la cama. La criatura vivió pocos días.
Los años que siguieron fueron iguales de aterradores para la niña. El condenado logró la amistad con un agente sanitario, quien después sería pareja de su hija mayor, y éste le proveía medicamentos abortivos y antibióticos, que le servirían a G.P. para obligar a M.P. a que aborte en 6 oportunidades más. La séptima vez, y la más indescriptible por su crueldad, fue el aborto de un bebé de 5 meses de gestación, que M.P. no podía expulsar, y que el hombre le sacó de a pedazos para luego tirárselos a los perros.
A éste le siguieron dos embarazos más que llegaron a término, pero solo uno de ellos, quien nació en 2008 vivió.
En medio de tanto terror, y cuando M.P. estuvo internada con el último bebé que nació y vivió pocos días, G.P. no pudo «aguantarse” y culminó sometiendo a su otra hija. Era el año 2004 y la niña tenía 11 años. Los abusos contra ella los cometía entre tres y cuatro veces por semana. La niña callaba porque su padre le decía que era «cómplice” de lo que le pasó a su hermana y que le pasaría lo mismo que a M.P.
R.P., tuvo dos hijos. Uno nació prematuro y falleció, el otro aún vive y nació en 2009. Ese año, su madre, a quien G.P. golpeaba violentamente supo la verdad y se fue con sus dos hijas y sus nietos lejos del paraje. Las denuncias, ante el peso y el trauma que les provocaba a ambas jovencitas las radicaron recién el año pasado. Los exámenes de ADN realizados a las criaturas vivas y a los cuerpos exhumados de los tres que nacieron pero fallecieron, comprobaron que el padre era G.P.
Durante el debate de ayer el hombre solo se limitó a admitir lo sucedido tal como se lo relataron los jueces, tal vez buscando atenuar su pena. No quiso responder preguntas, pero pidió perdón a sus hijas, su familia y a la sociedad.
Durante los alegatos, el fiscal Carrizo pidió la pena de 28 años para él e hizo especial hincapié en los daños causados a sus hijas y también a las criaturas, quienes tienen 6 y 7 años actualmente, y sos hijos-nietos suyos. Por su parte, el defensor Nolasco Contreras no pidió pena para su pupilo, quien mantuvo la vista baja todo el debate,  y dejó todo a criterio de los jueces.
Imagen : el ancasti