Bogotá, septiembre .- Pese a los esfuerzos realizados por el gobierno de Colombia, la igualdad de género ha sido escasamente abordada en la agenda de la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD).
Así lo concluyó la investigación «Financiación para el Desarrollo, efectividad de la ayuda y derechos de las mujeres en Colombia», realizada por la especialista Carmen Cruz, a solicitud del Sistema de Naciones Unidas y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Considerando la importancia de conocer la eficacia de la ayuda en Colombia en esta materia, la Mesa de Género de la Cooperación Internacional de Colombia, compuesta por 29 organismos bilaterales y multilaterales de ayuda al desarrollo y presidida por la AECID, encargó a Cruz la realización de ese estudio, con vistas a que sirva para la toma de decisiones.
El informe, hecho público el pasado 10 de septiembre, hace un análisis de la situación actual y brinda recomendaciones a la luz de los principios de la Declaración de París.
Dicha Declaración, aprobada el 2 de marzo de 2005, es un acuerdo internacional que busca el mejoramiento de los efectos de la ayuda al desarrollo, en lo relativo a la reducción de la pobreza y la desigualdad, el aumento de la participación, la creación de capacidad de gestión y dirección en los países, y el impulso de la consecución de las Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Colombia se adhirió a la Declaración de París en 2007 y, por consiguiente, adquirió los compromisos y metas que este acuerdo fija para 2010.
«En términos generales, a pesar de los esfuerzos realizados, el proceso de apropiación (democrática) en Colombia es todavía débil en relación con los objetivos de igualdad de género y de empoderamiento de las mujeres, definidos por los compromisos internacionales suscritos por el Estado colombiano», afirma Cruz, coordinadora del Área Práctica de Género de la sede regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
El informe explica que Colombia ha reconocido los derechos de las mujeres a través de su legislación, pero que falta que estas normas se apliquen en la realidad y que se destinen recursos económicos suficientes para lograrlo.
Agrega que también se requiere aumentar la participación de las organizaciones de mujeres, así como sus demandas, en los procesos de definición de las prioridades del desarrollo de las regiones y del país en general.
A este respecto, recomienda que los donantes internacionales y los organismos de cooperación internacional apoyen los compromisos nacionales con la igualdad de género, tanto con recursos como con programas específicos.
«El tema de género es aún nuevo en la cooperación internacional, y sigue siendo clasificado como políticamente correcto, pero no como algo que genere acciones por parte de quienes toman las decisiones. Hay que dejar de ver a las mujeres como víctimas que hay que atender, sino como sujetos que proponen nuevos paradigmas», afirmó Soraya Hoyos, funcionaria del programa Mujer, Paz y Seguridad de UNIFEM.
También recomienda que los donantes garanticen el financiamiento directo de las organizaciones de mujeres a través de un fondo específico, así como su participación en los procesos sobre la ayuda al desarrollo.
El informe enfatiza en las organizaciones de mujeres indígenas y afrodescendientes, tanto en facilitar su participación como en apoyar el fortalecimiento de sus capacidades.
Colombia es un país de renta media, con satisfactorios resultados económicos en los últimos años, pero los desafíos de reducir las desigualdades persisten.
Según la Misión para el Diseño de una Estrategia para la Reducción de la Pobreza y la Desigualdad, el porcentaje de mujeres en situación de pobreza es de 56 por ciento. Y para el 2005, casi la tercera parte de los hogares pobres tenían jefatura femenina.
El conflicto armado que vive Colombia ha recrudecido la situación de pobreza y de violencia contra las mujeres, concentrando muchos de los esfuerzos de la sociedad civil y del gobierno en el apoyo de las mujeres desplazadas.
«Reconociendo que no es menor el impacto del conflicto en las mujeres, es conveniente que la ayuda no se centre en el efecto del conflicto, porque crea divergencias que no contribuyen a avanzar en la agenda de los derechos de las mujeres», comentó la académica Magdalena León, coordinadora del Fondo de Mujer y Género de la Universidad Nacional de Colombia.
«Más bien, habría que enfocarse en las causas estructurales de la desigualdad de género, apoyar las recomendaciones del informe y crear mecanismos expeditos para cumplirlas», abundó.
El informe también afirma que los flujos de ayuda deberían responder a las prioridades definidas para la igualdad de género e incrementarse en un 15 por ciento para 2012.
Actualmente, los donantes internacionales destinan a proyectos para la igualdad de género en Colombia entre uno y 11 por ciento del total de la Ayuda Oficial al Desarrollo, con lo cual «escasamente fortalecen las capacidades de género del gobierno o de las organizaciones de mujeres», asegura el estudio.
La investigación también destaca oportunidades y buenas prácticas en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres. Entre las primeras, menciona «los progresos en materia de políticas públicas», al igual que la existencia de un movimiento femenino «importante, diverso y plural».