El Fondo de la ONU para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM) afirmó a horas de conocerse el resultado de los comicios en Brasil «que la elección de Dilma Rousseff como primera presidenta de Brasil es un hito histórico para la política y la sociedad de ese país». El organismo internacional señaló que a partir de ese momento, «Brasil ha dado un paso fundamental en la dirección de un nuevo paradigma de género y poder ya vivido por otras naciones latinoamericanas».
A través de un comunicado, UNIFEM, precisó que la elección de una mujer para ocupar el primer lugar dentro de la magistratura de ese país, «constituye la consagración de la lucha de generaciones de mujeres brasileñas por conquistar el derecho de voto y finalmente ser elegidas por sufragio popular» para ocupar el cargo más alto del poder ejecutivo.
Debe mencionarse también que la brasileña, integrante del Partido de l@s Trabajadores, se alzó con el 56% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones del domingo 31 de octubre, en un país que tiene una población de 200 millones de personas.
También debe decirse, que la presidenta electa, en sus primeras declaraciones a la prensa tras la elección, destacó que con su llegada, seguramente se «amplíe el número de mujeres» en la integración de su futuro gabinete, momento además en el que aprovechó para mencionar que entre sus prioridades se encontrará el reajuste del subsidio distribuido a las familias más hulmides, también conocido como Bolsa Familia, dada la devaluación que genera la inflación en ese y otros ingresos.
Entre sus políticas de equidad más urgentes, Rousseff señaló ante los medios que impulsará un régimen de cuotas para que haya un número obligatorio de ministras, destacando que si más tarde las mujeres copan su gabinete será producto de la capacidad y competencia de las mismas.
«El triunfo de Dilma es en principio bueno para las mujeres»
Para la Lic. Alicia Ramos, integrante de la Multisectorial de Mujeres de Salta, del Área Municipal de la Mujer, y una de las autoras del estudio «Derechos y Participación Política de las Mujeres», que Dilma Rousseff haya ganado las elecciones del pasado domingo en Brasil, «es en principio bueno para las mujeres».
«Si bien como suelo decir – y hablo en singular para que nadie más se haga cargo de expresión tan poco rigurosa-, un cuerpo de mujer no garantiza conciencia de género, lo auspicioso reside en que declara – en el discurso que dió al conocerse el resultado electoral – que su primer compromiso es honrar a las mujeres brasileñas, y que hay que ampliar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres?», señaló Ramos.
«Así como no es casual ni de menor importancia qué se dice al ganar una elección presidencial, tampoco lo es en qué orden se lo dice», recalcó, añadiendo que a razón de eso considera que es bueno que Dilma haya ganado, porque además incluye en su perfil resistencia a la dictadura y lucha contra la pobreza, con lo cual una vocación democrática y sensibilidad social es lo que cabe esperar en su gobierno. Y esto último es necesario para comprender la lucha por la igualdad de géneros tal como la venimos entendiendo».
Ramos expresó también, que más allá del caso puntual de la elección en Brasil, «cuando analizamos los efectos del cupo femenino en la participación política, hay que reconocer que esos efectos dependen en mucho de las características de las sociedades que lo aplican, y entre ellas, las de sus sistemas electorales», marcando que para no alejarnos de nuestra realidad más cercana, en Salta por ejemplo, «no tenemos el 40% promedio de presencia femenina en las cámaras legislativas como ocurre a nivel nacional, pero se fueron incorporando algunos temas relativos a las problemáticas de género en la agenda pública».
«Hoy Dilma representa una esperanza. El desafío es grande porque, entre otras cosas, todavía no se comprende que ampliar la igualdad de oportunidades entre hombres mujeres como ella prometió, es ampliar las oportunidades de una sociedad más justa y equitativa», finalizó.
¿Quén es Dilma Rousseff?
Es diplomática de carrera, y fue ministra de Energía durante el gobierno de Ignacio Lula da Silva, siendo además la continuadora de su proyecto.
Por su temperamento enérgico la llaman la «dama de hierro».
De su pasado se conoce que siendo estudiante, en la década de los sesenta, integró un grupo armado de izquierda que luchaba contra la dictadura militar, aunque ella misma ha mencionado que nunca estuvo involucraba en hechos de violencia.
Durante tres años estuvo detenida. Más tarde en 1973, reanudó sus estudios sobre economía e inició su carrera como funcionaria pública.
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