Córdoba

Bordan las historias de víctimas en pañuelos para crear conciencia

Un grupo de activistas de la ciudad de Córdoba viene realizando una particular rutina en las plazas públicas para visibilizar los femicidios: el último domingo de cada mes se reúnen en una plaza céntrica a bordar denuncias en pañuelos blancos, de modo que cada uno de ellos cuente en punto de cadena la historia de alguna de las más de 100 mujeres asesinadas por sus parejas en esa provincia desde 2008.cordoba bordadoras

Y como cada vez que los miembros de Bordamos por la Paz-Córdoba se sientan a bordar, tienden en hilera los pañuelos ya terminados, esa actividad ofrece también oportunidad de dimensionar la magnitud del problema al tiempo que se le pone nombres propios.

«Cuando los colgamos, la gente se acerca a leer y algunos piden pañuelos para bordar con nosotros. Nos sorprende pero tenemos mucha repercusión», contó a Télam Claudia Abichain, una de las integrantes de Bordamos por la Paz-Córdoba.

El grupo, formado mayoritariamente por artistas a los que se suman cada domingo transeúntes o personas que acuden a la convocatoria por las redes sociales, funciona en Córdoba desde 2012, cuando surgió la inquietud de replicar en esa ciudad la experiencia de la agrupación pacifista mexicana Fuentes Rojas.

Por eso, en una primera etapa los bordados se referían a algunos de los cientos de miles de mexicanos asesinados como consecuencia de la sangrienta guerra contra el narcotráfico en el país del norte, pero luego la actividad adoptó una mirada más local y los pañuelos producidos en Córdoba empezaron a reflejar los casos de los nietos apropiados durante la dictadura militar y aún no recuperados.

Ahora la temática volvió a cambiar y los textos comenzaron a enfocarse en femicidios ocurridos en la provincia de Córdoba, inspirándose en la tarea que lleva adelante la organización mexicana «Bordamos femicidios», una escisión de Fuentes Rojas.

«En Córdoba hay mucha violencia policial, la situación es bastante crítica, pero no hay un registro físico de donde se puedan tomar los casos y no podemos bordar sin verificar, porque nuestro trabajo es muy serio y necesita un respaldo. El tema de los femicidios también siempre estuvo dando vueltas, y ahí sí hay registro porque los casos salen en los medios», contó.

Antes de empezar a bordar, la agrupación comenzó por confeccionar una base de datos de todos los casos de muerte por violencia de género ocurridos en la provincia y ese listado ya está completo para los años 2012, 2013 y lo que va de este año.

«En base de cada noticia se arma el texto, que incluye el nombre de la víctima, la fecha, lugar, quién fue su asesino y cuál era el vínculo que los unía. Todo eso después se borda en color violeta», que es el color con el que se identifica a lucha contra la violencia machista.

Uno de los pañuelos ya bordados, dice, por ejemplo: «Mirta Lorena Urquía, 34 años. Asesinada por su marido, Matías, el 9/9/14 en Cruz del Eje»

En Argentina, cada 30 horas se produce un femicidio, según el informe «Por ellas» elaborado por La Casa del Encuentro el año pasado, que ubicó a Córdoba como la tercer provincia con mayor número de casos -después de Buenos Aires y Santa Fe-, con 100 femicidios entre 2008 y 2012.

«Es una performance tristísima. No sé qué pasa en Córdoba, me parece que tiene que ver con que la policía suele ser reacia ante las denuncias y las minimiza; la justicia actúa con lentitud y no hay un protocolo de acción para darles una ayuda rápida a estas mujeres», dijo.

Tras asegurar que lo de Bordamos por la Paz «no es solamente poesía», Abichain explicó que «se trata de aportar un pequeño granito de arena» para prevenir los femicidios, a través de una actividad que resulta «muy conmovedora», sobre todo para quienes arman los registros o se animan a tomar aguja e hilos.

«Hay que ver lo que ocurre cuando uno borda un nombre, la conciencia que se toma; tiene que ver con preguntarse, indagarse y preguntar sobre la vida de esa mujer y de tantas. Es una forma de vincularse, pero también de volver a poner en acto a esa persona, actualizarla, traer a un lugar público la voz de una mujer silenciada por la muerte», concluyó.

El objetivo principal de Bordados por la Paz es entonces, lograr «un acercamiento simbólico a cada una de las tragedias personales» a partir de una actividad ancestral que potencia la introspección, la atención y la calma; creando un espacio propicio para compartir historias, reflexiones, silencios y lágrimas.

El pañuelo de por sí ya tiene una enorme carga simbólica que no es ajena al proyecto, pues remite a las lágrimas, a despedidas pero también invita a la tregua, al diálogo. Además es imposible no relacionarlos con los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo, bordados con el nombre de sus hijos desaparecidos.

La idea de formar un grupo de bordadores cordobeses, a imitación de lo que ocurre en ciudades de otros 14 países, la trajo de México la joven investigadora y documentalista teatral cordobesa Daniela Martín.

«En junio de 2012 hice mi primer viaje, de vacaciones. Pero el último día, caminando por una de las peatonales del DF, me encontré con una señora bordando y pañuelos colgados. Me impactó tanto la escena que me quedé leyéndolos, uno más desgarrador que otro. Entonces le traje la idea de hacerlo acá», explicó.

Actualmente hay grupos activos de bordadores por la paz en México, Inglaterra, Canadá, Puerto Rico, España, Italia, Francia, Japón, Guatemala, EE.UU., Perú, Honduras y Chipre.

En Argentina, el único grupo es el cordobés que este domingo, mates de por medio, se juntará en la Plaza de la Intendencia de la ciudad de Córdoba, a partir de las 17.

 

Imagen : Télam