Lograr testimonios de personas con obesidad y hablar de su sexualidad no fué una tarea sencilla. En principio porque se trata de un tema, que al menos desde la percepción más general, hay que romper el hielo y ello supone que la persona hable de su enfermedad.Porqué una persona podría acceder hablar de su sexualidad, cuando una parte importante de la sociedad discrimina a quien/es no responden a un modelo de cuerpo y por ende, de belleza determinado., donde ser ?gordo? o ?gorda? es un problema. Aún siendo difícil la misión de dar con alguien que estuviera dispuesto hablar, Urbanas en red entablamos una conversación franca con Horacio y Verónica. La entrevista fue por separado, viven situaciones muy diferentes.
Él, tiene 49 años, fue funcionario público, le gusta el debate político y más de una vez nos hemos ?trenzado? en discusiones, en esta oportunidad era distinta la charla, porque tenía que ver con un tema, casi más difícil para quien se proponía la tarea de entrevistar que para el propio protagonista de la nota.
Asumir la obesidad no fué fácil, confiesa Horacio, primero eran las típicas cargadas de la escuela, a medida que fue creciendo la adolescencia, trajo sus complejidades, una de ellas el inicio de las relaciones sexuales.
Del ?gordito? simpático de la clase – como él se reconoce- con el chiste siempre a flor de piel su ?primera vez? fue espantosa según revela. Una de las razones fue la verguenza de su cuerpo, frente a una mujer no necesariamente con sus mismas características físicas.
Verónica, cuenta que su mamá estaba preocupada porque en sus primeros años era ?esmirriada?, tal el término que utilizada su madre para con ella, sin embargo, a partir de los doce años comienza a vivir un proceso de exceso de peso, que ha tenido altibajos pero que nunca pudo controlar, en parte porque las condiciones económicas no permitieron que su familia pudiera pagar regularmente un tratamiento.
La radio anuncia una de las temperaturas elevadas en lo que va de diciembre pampeano, y en Horacio el calor se torna una incomodidad. Avanzamos en la conversación y, le pregunto si en la actualidad vive su sexualidad plenamente. Primero duda, aunque rápidamente respira profundo y expresa que ?no ha sido fácil, pero mi actual pareja me comprende y tenemos muy buenos momentos?.
Obvio que debo haber puesto cara de sorpresa, por que si bien una tiene un ejercicio de no pensar desde un criterio acotado o tiende a evitar la discriminación, lo cierto es qué mi expresión se transformó en una pregunta tácita, Horacio percatado de ésto en tren de confianza, sostiene que su situación lo llevó a realizar consultas y una posterior terapia con un especialista en sexología, y asi fue asumiendo su obesidad y sus consecuencias.
En cambio, Verónica con sus 30 años de edad, ha tenido dificultades para su ejercicio profesional. Es docente, las risas son parte de las situaciones más cotidianas que le toca vivir. Aunque, afirma lo que investigaciones sobre esta temática señalan, las mujeres viven con mayor dificultad su vida sexual. Verónica, reconoce que luego de una relación más o menos duradera, no ha podido entablar una nueva relación y en parte lo atribuye a su obesidad. Ahora, que tiene su sueldo hace tratamiento, pero la ansiedad no la deja ver los resultados que va paulatinamente alcanzando, asume ella misma.
No deja de ser una preocupación, tiene en su horizonte ser madre y no quisiera que pase mucho tiempo para concretar su deseo. Ser docente, un ámbito laboral mayoritariamente desarrollado por mujeres, no es justamente el lugar donde encuentre un compañero y no siente que haya lugares donde sentirse cómoda para relacionarse con alguna persona del sexo masculino que la acepte como tal.
Le pregunto si no cree que ella se impone una autodiscriminación, pero ella tiene en claro que ?los varones las prefieren con buenas lolas, cintura de avispa?, con la mirada puesta en el vaso de gaseosa hace un gesto como de resignación.
El diálogo no fue extenso y en el medio fuímos ?mechando? otros temas como si trataramos de tomar un respiro para hablar del tema concreto. Es que referirse a la sexualidad propia puede ser un tema espinoso.
Antes de dar con las personas entrevistadas, me fuí a la literatura y algunos trabajos sobre el tema, la preocupación sobre cómo preguntar sin generar una ofensa, perturbaba la decisión de hacerlas.
Uno de los materiales de consulta fue un estudio realizado por la Universidad de Paris, Francia, que aparece ampliamente difundido a partir de julio y publicado en el Brithish Medical Journal y del que se conocieron las conclusiones sobre una encuesta nacional sobre sexualidad realizada sobre un total de diez mil personas en ese país europeo.
La investigación se hizo sobre unos 2.725 varones y 3.651 mujeres con peso normal, 1.488 hombres y 1.010 mujeres con sobrepeso, y 350 hombres y 411 mujeres con obesidad, con edades de entre los 18 y los 69 años, sobre sus hábitos, entre los que se preguntaba por su vida sexual.
Los datos más relevantes del trabajo indicaron que las mujeres obesas han tenido menos encuentros sexuales que los varones, señalando que la sexualidad no es lo más importante para su vida personal. Mientras que los varones, aparece como significativo que son más propensos a sufrir disfunción sexual, y en ambos casos no toman medidas de protección en sus relaciones sexuales.
Para Horacio la sexualidad es un tema importante en su vida, prueba de ello son los tratamientos y consultas que ha realizado con su actual pareja, pero expresa no tener ningún problema vinculado a una disfusión sexual.
En el caso de Verónica, se pudo corroborar que la obesidad inhibe de más cantidad de encuentros sexuales, esta docente desconocía el dato que surje de este estudio respecto de los embarazos no deseados, cuya tasa es cuatro veces mayor en las mujeres obesas, como que tampoco acuden -según el estudio francés- a consultorios de planificación familiar, no es su caso quien desea ser madre.
Seguramente, las pautas culturales sean un aspecto interesante para el análisis respecto de la sexualidad según los países.
Ser mujer y obesa, según la bibliografía consultada ofrece mayores más problemas de salud. Por ejemplo, para las mujeres acarrea problemas de fertilidad, porque el sobrepeso implica trastornos de ovulación y alteraciones en el sistema endócrino asociado a la repoducción.
En las personas obesas el corazón tiene que hacer mayores esfuezos, de allí que tenga sus implicancias en hipertensión arterial, enfermedad ligada a la obesidad que aumenta el compromiso cardiovascular. Como consecuencia de todo ello, disminuye la vitalidad de estas personas y, con ella, la resistencia y el vigor que mantiene al hombre activo durante sus relaciones sexuales. La libido y la motivación sexual se ve afectada y, en ocasiones, se sustituye por comer de forma compulsiva.
Los patrones culturales y la ideología patriarcal determinan mucho la forma de asumir las características físicas, aún cuando haya aspecto de la salud que vigilar. El psicólogo Silvestre Faya sostiene que ?La manera como cada quien se valore a sí mismo influye profundamente en su desempeño y satisfacción sexual. Si la persona es delgada y acepta su delgadez como un atributo personal o es obesa y se acepta así, entonces no deberá existir ningún obstáculo para el goce y disfrute sexual.
Sin embargo, vivimos en una sociedad que promueve la delgadez y arremete contra las personas obesas. Si estuviéramos en los tiempos del pintor Rembrandt no existiría ningún problema, pues en ese tiempo, al menos el sobrepeso era un atributo de belleza. Las mujeres bellas eran gorditas, carnosas. En la actualidad las cosas han cambiado?, sostiene en su artículo Sobrepeso y Sexo ¿Sellevan? http://www.sexologosilvestrefaya.com/articulos/73%20Sobrepeso_y_sexo.pdf