Activistas denuncian homofobia en censo de población

El censo de población y viviendas que se realiza en Cuba del 14 al 25 de septiembre ha levantado algunas quejas y preocupaciones, sobre todo entre activistas que, principalmente desde medios digitales, defienden el respeto a la libre orientación sexual e identidad de género.

Cuba se inserta en el actual período censal de América Latina, iniciado en 2010, pero a diferencia de otros países de la región y pese a demandas de activistas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros), el registro de parejas del mismo sexo y personas transexuales fue descartado de la investigación estadística.

La polémica se acentuó desde que el periodista Maykel González Vivero dio a conocer la existencia de tachaduras en los manuales de orientación en manos de enumeradores de la investigación censal y publicó en su blog El Nictálope imágenes de esas páginas.

El periodista cita, además, el documento «Precisiones metodológicas y fe de erratas», distribuido por la ONEI, donde se orienta sustituir la alusión inicial a parejas del mismo sexo por la frase: «Las parejas deben ser de sexo diferente». «Las líneas tachadas obligan a suponer que originalmente se les contempló. El diseño fue cambiado luego por razones que solo justifican la homofobia y una flagrante mala fe», acota González Vivero. «¿Los responsables sabrán que obran contra la política del Estado?», se pregunta.

Pese a su restringida circulación vía correo electrónico y por la web, el post ha reavivado la polémica. Para algunos se trata de un acto discriminatorio, contrario incluso a la política del Partido Comunista de Cuba (PCC), que en su pasada conferencia partidista se pronunció por «enfrentar los prejuicios y conductas discriminatorias por color de la piel, género, creencias religiosas, orientación sexual, origen territorial y otros».

No ser un ciudadano cero?

El bloguero y activista gay Francisco Rodríguez Cruz, Paquito el de Cuba, fue el primero en alertar, en un comentario de 2011, sobre posibles incongruencias en este censo si quedaban fuera las parejas del mismo sexo, familias homoparentales y personas transexuales.

«Sería restrictivo, discriminatorio y -además- falso que las personas que conformamos parejas del mismo sexo apareciéramos como solteras o solteros, cuando en realidad vivimos en una unión de hecho o consensual, tal vez no por voluntad propia, sino por la carencia de cualquier otro tipo de vínculo jurídico posible», señalaba.

Quienes abogan por la inclusión de toda la diversidad sexual en el censo aluden al posible impacto que puedan tener estos datos en la toma de decisiones.

«Solo al contabilizar las parejas convivientes (justo lo que se tachó) se podría saber cuántas personas viven en arreglos familiares no heterosexuales, cuántas de esas parejas conviven dentro de núcleos intergeneracionales y cuántas crían a su descendencia así», precisó a SEMlac la activista Yasmín Silvia Portales.

«Esos datos elementales pueden darnos una imagen tremendamente novedosa de Cuba: de su comunidad LGBT (edad, escolaridad, espacios laborales), de su infancia. Y esos números sí pueden servir para hacer presión a favor de la legislación contra la homofobia, que va mucho más allá del nuevo Código de Familia», sostuvo a SEMlac.

El Anteproyecto de Código de Familia incluye, entre otros adelantos, el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, y tendrá su última oportunidad de discusión el próximo diciembre, cuando vence el plazo previsto para la actual legislatura.

Para el dramaturgo e intelectual cubano Norge Espinosa, participar en el conteo es una cuestión de derechos, sobre todo «de reconocer el modo en que vivimos por encima de estrecheces tanto morales como económicas, en pro de un respeto básico a la individualidad que encarnamos ahora mismo en la Nación», suscribe en su misiva «Ciudadano cero», publicada en Internet.

Los medios de comunicación no se han hecho eco de estos comentarios, que se replican en más de una veintena de bitácoras personales y sitios digitales de otros países.

Rodríguez Cruz, con amplia experiencia en el activismo LGBT y en los medios de comunicación, considera que aún el sistema de medios de prensa en Cuba no cuenta con todos los elementos necesarios para debatir eventos de este tipo.

Sin embargo, reconoce que «una polémica como esta en un medio de comunicación tal vez descolocaría a una parte importante de la población más que contribuir a entender el fenómeno y superar el problema. Por supuesto, eso no quiere decir que nos resignemos a que esto siempre sea así, en definitiva, es algo que habrá que cambiar».

Mientras, activistas exhortan a gays, lesbianas y transexuales a exigir a los enumeradores que tomen sus declaraciones sobre sus estados civiles e identidad de género, aunque saben que el censo no recogerá ni procesará esas estadísticas.

La convocatoria puede leerse en el blog Paquito el de Cuba y, según trascendió en la blogosfera, integrantes del Proyecto Arcoíris han distribuido información en espacios públicos, sitios de reunión y actividades.

Rodríguez Cruz no cree que exista aún un sentido gremial de la comunidad LGBT ni tiene certeza de que «sea posible hablar de una comunidad LGBT en el caso de Cuba, porque aún no hay una manera de organización visible cuyo ‘objeto social’ sea ejercer esa representación y que articule a este sector de la población, de por sí tan diverso y disperso en características e intereses», dijo a SEMlac.

Varios países de la región han incluido a las personas homosexuales en sus investigaciones de la actual ronda censal de Naciones Unidas.

En 2010 se registraron más de 60.000 parejas homosexuales en Brasil y reportes del censo de Estados Unidos afirman que existen más de 646.000 hogares encabezados por parejas homosexuales en ese país.

Por su parte, Uruguay incluyó un amplio estudio de las parejas del mismo sexo durante el censo de 2011. Aunque el país andino no cuenta con una ley que apruebe el matrimonio gay, si tomó en cuenta, por primera vez, este tipo de vínculo como categoría dentro de la situación conyugal en su opción de unión libre. La investigación determinó que 2.784 personas viven en unión libre, con pareja del mismo sexo: 1.728 hombres y 1.056 mujeres.

El censo de población fijado en Chile para los próximos meses también incluirá las parejas del mismo sexo. Varias organizaciones LGBT han manifestado la importancia de esta inclusión. El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH) dio a conocer un comunicado en el que manifiesta: «Si se considera de alguna manera a la población lésbico, gay, bisexual y transexual, estamos convencidos de que se podrán implementar políticas públicas contra la discriminación en razón de la orientación sexual o la identidad de género, por ello la inclusión en el Censo es tan relevante, además de ser una significativa muestra de apertura».