México DF, 23 junio 09 – La infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y la violencia contra las mujeres son dos temas que tienen tal impacto en la mortalidad y morbilidad de los países que ya se consideran problemas de salud pública a nivel global, informa Vivian Collazo, en el Especial Prensa Latina, Mujeres del Tercer Milenio.
Por tal motivo, el análisis de ambas problemáticas requiere ser visto en el contexto de las determinantes sociales y de la sexualidad, como parte inseparable de la sanidad, aseveró Ada Alfonso Rodríguez, del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Según cálculos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la violencia familiar representa casi un año de vida por cada cinco años de existencia saludable en edades comprendidas entre 15 y 44 años. Junto con las violaciones, comprende el 5 por ciento de la carga global en materia de salud.
Por su parte, el VIH se extiende entre las poblaciones de menores recursos, donde hay mayores desigualdades e inequidades, pero también busca el ejercicio del sexo para propagarse en la región, acotó la especialista a PL.
El análisis de la situación de la epidemia en América Latina y el Caribe está muy relacionado con los comportamientos y prácticas sexuales, teñidas con los colores del género, y sobre todo con las vulnerabilidades de las mujeres, el estigma y la discriminación asociados a la orientación sexual, agregó.
Sobre la violencia hacia las mujeres, Ada Alfonso manifestó que constituye una de las más generalizadas violaciones de los derechos humanos de las mujeres y un problema sanitario mundial que afecta al desarrollo económico y social. Es una manifestación de las relaciones de poder, históricamente desiguales entre ambos sexos, que ha conducido a la dominación y la discriminación de la mujer, así como a la interposición de obstáculos para su pleno desarrollo.
En 48 encuestas de base poblacional realizadas en todo el mundo por la OPS en el año 2004, entre 10 por ciento y 69 por ciento de las mujeres indicaron haber sido objeto de agresiones físicas por parte de una pareja masculina.
En algún momento de sus vidas, más de la mitad de todas las mujeres latinoamericanas han sido objeto de agresiones en sus hogares; 33 por ciento fue víctima de abusos sexuales entre las edades de 16 y 49 años, mientras 45 por ciento recibió amenazas, insultos y la destrucción de objetos personales, añadió Ada Alfonso.
A esta realidad se une el tráfico de mujeres inmigrantes de América Latina y el Caribe, principalmente a Estados Unidos, Europa y Japón, cuya base es la pobreza, la falta de oportunidades laborales y educacionales, la inseguridad, la violencia y los conflictos armados.
Ellas buscan a través de «contratos de trabajo» soluciones a las necesidades que viven en sus países, y terminan en muchos casos como trabajadoras sexuales y viviendo en esclavitud, agregó.
Sin embargo, toda esta gran problemática con demasiada frecuencia se silencia, minimiza, racionaliza, se niega y también es aceptada por los individuos y la sociedad, finaliza Prensa Latina.