Margarita Meira de Madres Víctimas de Trata:

“No podemos rescatar pibas porque no tenemos un lugar donde alojarlas”

#ConsignasDeMujeres se comunicó con Margarita Meira, madre de una adolescente de 17 años víctima de explotación sexual en Argentina, y quien lidera “Madres Víctimas de Trata”, una organización sin fines de lucro, autogestionada y autónoma.

Imagen : TN.com
Pese a la pérdida de su hija y los obstáculos, principalmente económicos, Margarita continúa su lucha y junto con otras madres que atravesaron su misma situación, día a día persigue la búsqueda de la verdad en los casos todavía no resueltos. Afirma que existe un Estado “ausente”, y resalta la importancia de terminar con los prostíbulos, que según ella, son “centros clandestinos de violaciones y torturas”.
La explotación sexual en Argentina es una problemática que no está visibilizada, a diferencia de lo que ocurre hoy en día con los femicidios y la violencia de género, también debería ser eje de campaña de los dirigentes políticos. Y también debería ser incorporada a la lucha por lograr una sociedad más equitativa.
La explotación sexual no es más que el reflejo de una sociedad machista, dominadora, todavía patriarcal, que somete a las mujeres a situaciones inhumanas en pos de un beneficio individual. En pos de satisfacer intereses particulares. La mujer, en la explotación sexual, es considerada una mercancía. Un objeto.
La explotación sexual es también violencia de género.

¿Cómo se formó Madres Víctimas de Trata y cuál es su fin?

Madres se formó después que a mi me secuestraron a mi hija hace veinticinco años, yo empecé a luchar mucho sola, desconociendo toda la situación. Hace veinticinco años no se hablaba de Trata, se hablaba de “yo pensé que ella se fue con el mafioso, o que vendía droga y robaba”, y dije “va a volver”. Igualmente la busqué y el asesor tutelar me decía “ella ya tiene diecisiete años y ya sabe lo que hace”, que ellos “no la pueden cuidar”.

El Jefe del Servicio de Inteligencia me decía que me la iban a encontrar, que me quedara tranquila, después me entero que ellos la tenían secuestrada en un prostíbulo. Fue muy difícil la lucha, yo estaba embarazada de mi último hijo. Al año me entero de casualidad que mi hija había fallecido. Cuando me hago presente en la comisaría lo primero que me preguntan es cómo me enteré…y yo me enteré de casualidad, porque me contó un taxista que lo llevaba de pasajero al asesino, escuchó y me vino a contar. Por eso la pude enterrar y rescatar el cuerpo, si no todavía hoy la estoy buscando.

Imagen : Resumen Latinoamericano

Fueron muchas luchas.
Después me entero que hicieron un juicio y cobraron 40 mil dólares e hicieron pasar por “accidente” la muerte de mi hija. Con el tiempo nos fuimos juntando las madres. Hoy somos catorce mamás que nos juntamos.
Lo primero que dicen es que una está loca y que habla pavadas y que la Trata no existe. Entonces hoy somos catorce mamás, y ya no pueden decir que somos catorce locas…
“Lo primero que dicen es que una está loca y que habla pavadas”
¿Qué lugar ocupa la policía y la justicia en el tema de la explotación sexual?
Nos fuimos encontrando con toda la problemática y nos dimos cuenta que la Trata son los políticos, los jueces, la policía…es una corporación “mafiosa”. Por eso creo que juntándonos y haciendo un gran grupo podemos enfrentarlo.
¿Cuál es la situación de la explotación sexual en el sur de Argentina?
La explotación en el sur es un lugar difícil de llegar de la justicia. Fui a acompañar al papá de Otoño Uriarte, una chica que hace diez años desapareció. La justicia le entrega un cadáver en una bolsa al papá. El ADN da negativo, el odontólogo dice que no es el cuepro de Otoño. Hace diez años todavía sigue en la morgue. El ADN tardó cinco años de Buenos Aires al Bolsón para informar a la justicia. Es difícil, por eso se abusan también en el sur y llevan a las chicas allá porque saben que para los padres, es imposible llegar al juzgado y lo que tampoco saben es que es una corporación mafiosa.
Esto es un poco la lucha nuestra. Nosotros somos muy pobres, vivimos de lo nuestro, pagamos los pasajes de nuestro bolsillo, de nuestro sueldo. Y lo más triste es que cuando uno pierde una hija también pierde el trabajo, vende las cosas…la tele, la heladera, la cama, la cocina. Cuando una se da cuenta, está sin nada…
Uno cree que la va a encontrar, pero no es así. El Estado está ausente en todo este tema. No podemos rescatar pibas porque no tenemos un lugar donde alojarlas. El Estado tiene “cuevas”. Y una chica no puede estar en una “cueva” después de haber estado secuestrada y haber sido violada por más de treinta hombres por día.
 
“Cuando uno pierde una hija también pierde el trabajo, vende las cosas…la tele, la heladera, la cama, la cocina”

¿Qué opina de los prostíbulos?

Para nosotras, las Madres, los prostíbulos son centros clandestinos de violaciones, torturas seguidas de muerte. Es el lema nuestro que llevamos al frente.