Mercedes, ícono mundial, rescató en sus interpretaciones a poetas como los chilenos Víctor Jara y Pablo Neruda, la peruana Alicia Maguiña y el cubano Ignacio Villa.
Haydée Mercedes Sosa nació en San Miguel de Tucumán el 9 de julio de 1935, coincidiendo con el Día de la Independencia de Argentina, y su vida estuvo marcada siempre por un profundo humanismo y la necesidad de defender causas justas a través de sus canciones.
Mercedes se comprometió tempranamente con el Movimiento del Nuevo Cancionero, corriente renovadora del folklore surgida en Mendoza, y cuya necesidad era acentuar en sus mensajes la vida cotidiana del hombre argentino, unir la música de todas las regiones y distintas expresiones, reflejar las luchas y la historia; que no se aprovecharan de ella para enriquecerse unos pocos y no se deformara por otros intereses.
Así se proyectó desde la Argentina y hacia el mundo, desde “Canciones con Fundamento” y “La Voz de la Zafra”, sus primeros discos, de una obra cercana a 40. Ya emergía como cantora, y no cantante, idea de Facundo Cabral que siempre defendió: “cantante es el que puede, cantor el que debe”.
“Yo estaba signada por ese papel como gran protestante, pero no era así en absoluto. Sólo soy una artista que piensa. Nunca tuve miedo, pero me sentí humillada e indefensa. No es posible cantar con un arma en la mano, y yo no soy de matar a nadie. Preferiría que me mataran a tener que matar a alguien”.
“Creo en los derechos humanos, la injusticia me duele, y quiero ver una paz de verdad. Jamás me consideré una persona política. Siempre canté canciones honestas sobre el amor, sobre la paz, sobre la injusticia. Lamentablemente, algunas personas se sienten amenazadas por la verdad”, expresó.
Sus canciones, una daga de justicia social y humanismo
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La Negra, como también le conocían también fue defensora de las causas de la mujer, de la democracia, de una América Unida, de los derechos civiles y humanos, por un mundo más justo y equitativo. Los álbumes “Mujeres argentinas”, “Hasta la victoria” y “Cantata Sudamericana” reflejan esa etapa de enfrentamiento a los desmanes de las dictaduras paramilitares en el continente.
Sosa regresó a Argentina en febrero de 1983 cuando la dictadura agonizaba y después de la guerra de las Malvinas. Realizó 13 recitales históricos en el Teatro Ópera de Buenos Aires, acto cultural a favor del cambio político y hecho renovador de la música popular argentina al incluir temas y músicos provenientes de diferentes corrientes musicales como el tango y el rock. “Gente humilde”, “Como un pájaro libre” y “Mercedes Sosa”, retratan ese momento.
¿Será posible el sur?, “Vengo a ofrecer mi corazón”, “Razón de vivir”, “Madre de madres”, y “Corazón Americano” reflejan la etapa de la democracia, el despertar de la nación argentina, y la soñada unidad Latinoamericana.
Como voz de América, Mercedes se unió en los escenarios e interpretó temas de disímiles compositores como Fito Páez, Charly García, Violeta Parra, los cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés… Además, colaboró con figuras de la talla de Luciano Pavarotti, Sting, Andrea Bocelli, Nana Mouskouri y Joan Báez, entre otros.
Dijo Mercedes que hay algo que nadie puede parar, “que es el viento”. La palabra América es de origen maya: amerrikua que significa “tierra de los altos vientos”. Ella fue ese viento que nadie pudo detener.