Paso por la entrada de la Casa de Gobierno de Salta, en el Centro Cívico, y observo unos pocos aborígenes apostados allí, todos hombres, esperando, tan firmes como serenos. ¿Qué los traería desde sus comunidades?
Me acerco a preguntar. Me responde Cornelio Soruco, quien más tarde será llamado por un oficial de la Policía a ser recibido por alguna autoridad superior del Poder Ejecutivo.
Se trata de Wichís y Chorotes de comunidades distantes a 6 km de Tartagal, sobre la ruta a 86 al Paraguay y otros, de Gral. Ballivián, sobre la ruta 34.
En nuestra constelación cultural ?normalizada? por el Estado Argentino, el indígena equivale al último margen de toda marginalidad. Esa constelación predomina hoy con idéntica impronta colonial. Hay que reconocerlo: en eso, ?la colonia continuó viviendo en la república?, como diagnosticaba José Martí en 1891.
?Estamos para solicitar respuestas a pedidos asentados en acta en mayo pasado, relativos a salud, vivienda, escuelas, tierras? pero no hay respuestas?, afirma Soruco. ?El agua ?continúa- la proveen en chulengos allí donde no hay redes, en la mayoría de las comunidades. Pero no sabemos si esos tachos tienen autorización para transporte de una sustancia alimenticia como el agua. En cuanto a la tierra, cada vez nos dejan menos espacio, tenemos problemas por las fumigaciones de los campos aledaños? Todos los días problemas?.
?No hay futuro si seguimos en esto? ?agrega Soruco; ?porque fijate, en educación, los chicos tienen primaria, pero no pueden seguir la secundaria. Nosotros pedimos que se abra una secundaria, porque la comunidad ya cuenta con 3000 habitantes, y a seis kilómetros de la ciudad es imposible viajar todos los días, menos en tiempos de lluvia, porque la ruta es pura greda. Ya hemos tenido que lamentar casos, porque no hay ambulancia que vaya por esos barriales? Pasa un gobierno, pasa el otro y no hay solución?.
La sobriedad del relato es tan grande como la barbarie de los gobiernos que pasan. El relato es reiterativo: ?con este estado no hay futuro para nuestras comunidades. Vienen mintiendo que en mayo harían funcionar la bomba de agua en Gral. Ballivián, y el Sr. Santiago Godoy (h) nos cuenta hoy que los trámites tienen que pasar por diputados? y así. Venimos a reclamar y nos atiende un funcionario. Volvemos, y dicen que ese funcionario que se había comprometido con nosotros no está o está de vacaciones? así no se puede esperar nada. Pero si no hay respuesta, iremos al Norte y veremos qué medida vamos a tomar, aunque no nos gusta llegar a eso?.
El silencio es pesado como pesada es la realidad de argentinos tratados como si los funcionarios que detentan el poder no se hubiesen enterado de que hace ya doscientos años resonó el primer grito de libertad. Claro, libertad para algunos, no para los ?señores naturales? del continente? Para ellos, un presente que no les da derecho a futuro alguno. Así se explica que Soruco agregue (tomen nota, señores fiscales, por si cabe la denuncia ante el INADI): ?Esto nos gustaría que salga: el ministro de Educación, van Cauwlaert, discrimina a los pueblos indígenas, tratándonos de que somos gente ignorante, lo dijo en mayo en la Legislatura; así que estamos muy golpeados con lo que ha dicho ese ministro; y éramos unos 60 caciques. Las quejas que presentamos nosotros, él no quiere escuchar. Pero a los directores sí los respalda, diciendo que es su gente y que los va a defender. Nosotros hemos detectado malversación de fondos de algunos comedores escolares y no se daba a los chicos lo que deben darles. Entonces, por reclamar, tratan a los aborígenes de rebeldes. Y los chicos van a la escuela, en muchos casos, para ver si pueden comer algo?.
El relato es interrumpido por el oficial de policía que lo invita a ser recibido por un alto funcionario. Los humildes carteles rezan: ?Basta de mentira y discriminación? o: ?Sr. Gobernador: necesitamos respuestas inmediatas a nuestros reclamos?. Mientras, recordamos que médicos del hospital público comprobaron que un tercio de niños salteños tiene crecimiento retardado por desnutrición. A esto, las autoridades políticas de área responden que la baja estatura es por ?factores raciales?. Médicos de Recuperación Nutricional afirman: ?? a estos chicos les falta olla. Como los chiquitos pasan hambre, no logran encarrilarse genéticamente, crecen a menor ritmo y se quedan cortitos?. ¿?Factores raciales??: ¡Factores racistas!
Quedan golpeando las palabras? Queda golpeando la dureza de la realidad que le depara el poder a los ?dueños de la tierra?? Quedan golpeando preguntas como: ¿de qué lado estará la ignorancia, el analfabetismo contextual, la incapacidad intercultural que aqueja a toda una cultura hegemónica que sólo acude por votos?? ¿qué Bicentenario rememorarán nuestros pueblos originarios, nuestra esperanza de un vuelco cultural para revertir la barbarie de una civilización brutal, genocida? Habrán de rememorar más de quinientos años de opresión y de esas ?mentiras? que denuncian?
El imperativo de justicia para la biodiversidad cultural que está viva en ?nuestros hermanos los indios?, como los llamó San Martín, habrá de ser puesto en la agenda política, o la democracia tendrá garantizada la continuidad de la ficción.