En los últimos meses cobraron notoriedad diversas denuncias policiales sobre pedofilia, fenómeno histórico, que adquiere nuevos lugares de captación de menores en la posmodernidad. Uno de los casos más resonantes es protagonizado por un destacado psicólogo, Jorge Corsi, formador de operadores y con una ilustre carrera en torno a casos de violencia familiar como docente de un Posgrado de especialización en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Corsi, junto a otros integrantes de una banda, fue detenido tras un año de investigación. Otros casos se dieron en Salta, adonde un docente y un matrimonio, en dos hechos distintos fueron sindicados también por el mismo tipo de denuncia que pesa sobre el profesional. Mientras tanto, el jueves 4 de septiembre el Juzgado de Instrucción Formal de Primera Nominación, elevó a juicio la causa contra Julio César Ocampo por el delito de corrupción de menores, privación ilegítima de la libertad (cuatro hechos) y abuso sexual (cuatro hechos), todos en concurso real, tras la denuncia efectuada por la madre de un menor de 13 años en la localidad de San Carlos, quien puso en conocimiento de la justicia que el hombre abusaba de su hijo.
La licenciada Irma Silva, presidenta del Colegio de Psicólogos de Salta afirmó en torno a esto que si bien la pedofilia existió en todos los tiempos, la notoriedad de algunos casos se da por la trascendencia de la personas y por los prejuicios sociales que tienden a imaginar que estas perversiones ocurren en entornos humildes. Silva resalta que no existe discriminación social sobre estos hechos, que muchas veces suceden en los lugares menos esperados y más encumbrados de nuestra sociedad, siendo propiciados por profesionales de la educación o de otras disciplinas e incluso por integrantes de la Iglesia, como pasa en el juicio que se lleva a cabo contra el sacerdote Grassi.?En los últimos tiempos las interacciones humanas se tornan más complejas y más difíciles de evaluar. Los temas que aluden a perversiones no son pertenecientes a una clase social. Lo que trasciende son más bien los casos de las personas de bajos recursos?, resalta. La psicóloga agrega que nuestra sociedad toma con naturalidad las cosas del orden de la perversión, destacando que el perverso es un perfecto simulador, que se caracteriza en su accionar por el ocultamiento y por la primacía en su personalidad de un rasgo camaleónico. Silva considera que las perversiones van más allá de lo sexual y se evidencian en el accionar del decir o afirmar cosas que se contradicen en la práctica. El pedófilo toma esto y lo vuelca también a lo sexual, lo cual ?lleva a sufrir o generar flagelación, ver o mostrar para alcanzar la excitación?. La psicóloga refiere también que lo fundamental para evitar este tipo de casos, es la prevención, el fomento de la comunicación y la atención que los padres puedan brindar a sus hijos en torno a sus actividades y compañeros de juego, ya que un niño educado en el respeto de su cuerpo es más difícil de captar por este tipo de ?organizaciones?, advirtiendo que lo más común es que el niño sea abusado dentro de su entorno. ?Los menores necesitan orientación porque están constituyendo sus identidades. Lo importante es la orientación y la educación en casa. Tampoco se debe endemoniar los cybers, que son los lugares de encuentros de la posmodernidad para los adolescentes. Los jóvenes tienen que nuclearse porque esa es la normalidad?, argumenta, destacando que cambiando el lugar de encuentro sólo se modificará el sitio de captación de este tipo de bandas o grupos.
Silva también aclara que el despertar de la sexualidad y la curiosidad que ello genera son el terreno fértil para la actuación de estas organizaciones, que basan su accionar en la seducción, la manipulación y una captación rápida que deriva en apartar al niño o adolescente del entorno habitual. Este trabajo que realiza el pedófilo es exitoso dada la asimetría y el trabajo previo que se desarrolla. Puntualiza además, que las personas más vulnerables son constitutivas por formación o porque la vida los golpeó demasiado. ?Se ha pasado por un proceso de manipulación. El niño no tiene capacidad para enfrentarse a ese poder del adulto que lo convoca, lo seduce y lo aparta de los lugares, que además en muchos casos, utiliza regalos para captarlos?, manifiesta. La licenciada, resalta sobre esto, la importancia de recuperar el rol de la familia y del Estado, para evitar la constitución de un terreno fértil que de lugar a este tipo de sucesos, ya que un chico que tiene un basamento firme ?puede decir que no?.