Mujeres luchadoras, mujeres argentinas

Un homenaje a las mujeres que con su valentía, fuerza e inteligencia se involucraron, sin importar las convenciones sociales y de género, en las luchas por defender valores como la libertad, la independencia, la justicia, la verdad y la igualdad de derechos.

En el año 1969 aparece la obra musical titulada «Mujeres Argentinas» con la música compuesta por Ariel Ramírez y letra escrita por Félix Luna. Es un disco dedicado a ocho mujeres que hicieron historia en Argentina, de ahí que los personajes de la obra en su mayoría sean históricos: Juana Azurduy, Mariquita Sánchez, Guadalupe Cuenca, Rosario Vera Peñaloza y la poetisa Alfonsina Storni.

También hay historias imaginarias sobre personajes que no existieron en realidad, pero se adivina su significado. Gringa chaqueña simboliza a la mujer colonizadora, conquistadora, que hace del Chaco (?Monte sin flor/ indiada y toldería/ campos de espinas/ Amargura, cruces??) una tierra civilizada sobre la que se construirá el próximo país. En tanto, Dorotea, la cautiva, alude a la mujer blanca raptada por los indios que, una vez rescatada, ya no desea volver (?Usted se asombra capitán/ que me quiera volver/ un alarido de malón/ me reclama la piel?). Sin duda alguna, todas ellas formaron parte de los fundamentos nacionales, aportaron algo a la evolución de la comunidad argentina y merecen ser conmemoradas por sus hechos heroicos.

De los personajes reales, históricos, el primer homenaje está dedicado a la poetisa del postmodernismo argentino Alfonsina Storni. El poema describe la trágica muerte de la artista. La primera estrofa nos muestra, a través de los epítetos (blanda arena, pequeñas huellas), las metáforas (sendero de penas mudas) y las personificaciones (el mar lame la arena), las circunstancias del suicidio: Alfonsina se va adentrando poco a poco en el mar hasta ahogarse, aunque parece que realmente se lanzó desde un espigón y lo de introducirse en las aguas de esa manera forma parte del mito que rodea a la poeta. (?)

Alfonsina fue una mujer inquieta, diferente para la sociedad de aquellos tiempos, porque tuvo que luchar para reafirmar que era una mujer digna de lograr una posición para protegerse sola frente a un ?mundo de hombres?. Inauguró un nuevo modelo para la mujer de entonces: ganaba su propio dinero, llevaba una atípica vida familiar, no tenía marido pero sí un hijo al que tenía que mantener y cuidar ella misma. Además, luchaba contra el cáncer. Tampoco era común para la época que una mujer hablara abiertamente de sus deseos amorosos. Storni luchó por los derechos femeninos para dar a conocer la verdad y la justicia, pero el dolor, la enfermedad y las angustias no le dejaron seguir con lo suyo.

Otra mujer emblemática de la historia argentina y una de las más relevantes luchadoras populares, es sin duda, la altoperuana Juana Azurduy, quien junto a su esposo Padilla, luchó con gran coraje en la guerra de la independencia de su país contra las sanguinarias tropas realistas. Como observamos en el poema, el territorio que defendió fue el Alto Perú, por entonces parte del Virreinato del Río de la Plata y luego de las Provincias Unidas (actual Bolivia). El Alto Perú era el corazón del sistema colonial español y del genocidio indígena.

Azurduy se batió en mil combates al lado de su pueblo indígena y mestizo, ya que también fue la única mujer que alcanzó el grado de Teniente Coronela. Parece que el sujeto lírico está presente en el campo de batalla, lo podemos reconocer gracias a la poesía: ?oigo tu voz, más allá de Jujuy y tu galope audaz Doña Juana Azurduy?, luego pasamos a las palabras que pudieran ser tomadas como propias de la guerrillera que desvelada recorre por su país, enamorada de la patria, todavía en agraz, y con palabras de amenaza afirma que los españoles no los van a vencer porque tendrán que luchar contra las mujeres. Mientras truenan los cañones, la protagonista pelea con el fusil en la sangrienta revolución que ?viene oliendo a jazmín?, es decir, al símbolo del amor y del silencio.

Para revalorar el papel de las mujeres en la lucha por la independencia de Argentina, que ciertamente no fue una tarea sólo reservada a los hombres, el autor también nos presenta otro tema: Manuela, la tucumana, compuesto en honor a Manuela Pedraza, heroína de la resistencia criolla durante la Primera Invasión Inglesa en 1806. Un texto nos revela una historia que surgió en Buenos Aires durante la reconquista de la ciudad. Aquella noche cuando las mechas ardían y los ingleses mataban a los habitantes, las mujeres se defendían igual que los hombres: ?las hembras han peleado como varones? y gracias a su valentía e inteligencia utilizaron ollas con aceite hirviendo y agua caliente para atacar al enemigo ?las ollas en sus manos fueron cañones? y finalmente ganaron la lucha ?este triunfo ganaron nuestras mujeres?.

Parece conveniente presentar también a otra importante mujer como Rosario Vera Peñaloza quien se dedicó a la enseñanza: ?siembras semillas de letras y crecen abecedarios en tu corazón?. Esta metáfora nos indica que Rosario trabajó como maestra teniendo bajo su responsabilidad ?millones de argentinitos vestidos como de nieve?. Las sumas y restas son como armas en sus manos con las que cada día gana batallas, es el ejército pacífico de docentes que día tras día transforma en ?un milagro de alfarería? el alma del sentir común, de la gente del pueblo, difundiendo la educación como si fuera magia. Rosario Vera fundó el primer jardín de infancia argentino y llegó a ser Inspectora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial, la abuela del Magisterio Nacional. El poema, como aborda el tema de un personaje tan ?educado? y hasta podemos decir culto, también está bien estructurado y es muy preciso.

Una canción está dedicada a María Guadalupe Cuenca, esposa de Mariano Moreno quien partió para Europa en 1811: ?en una fragata amarilla Mariano se fue de viaje?. Guadalupe esperando, con un hijo pequeño y soñando que el esposo le trajera ?unos aros y un ceñidor de brillantes? le escribió numerosas y apasionadas cartas. Pero desgraciadamente, las cartas nunca llegaron al destino.

?un ángel ciego llevó tus cartas y se perdieron, que pena grande, eres viuda y no lo sabes?. La primera carta fechada el 14 de marzo, fue escrita diez días después de la muerte de Moreno en alta mar, con lo cual sabemos que nunca llegaron a manos de su destinatario.

La canción que cierra el disco se titula ?En casa de Mariquita?. Aunque el sujeto lírico es una china del pueblo, una porteña muy patriota, que pasea por la plaza buscando noticias, el poema hace referencia indirecta a otra figura femenina que desempeñó un papel relevante en el proceso de emancipación de Argentina: Mariquita Sánchez de Thompson.

Su casa de la calle Umquera acogía a las personalidades de la Revolución de Mayo para debatir los asuntos más delicados, así como los temas literarios. ?La china del Alto? tuvo la suerte de poder oír ?un canto nuevo? que empezó a repetir y entonar enseguida. En otras palabras, oyó cantar el himno nacional argentino, ya que la canción patria se tocó por primera vez en casa de Sánchez de Thompson un 14 de mayo de 1813. Una letra que habla de laureles y de gloria, de igualdad y libertades, de batallas y victorias que refleja perfectamente lo que la mujer del pueblo quería expresar con sus palabras, lo que sentía, lo que esperaba, lo que siempre llevaba en el alma e, intuitivamente, hubiera querido decir. Mariquita era una mujer adelantada a su época, inteligente, además de generosa, que rompió con muchos prejuicios. Fue muy patriota y luchadora, colaboró con todas las empresas patrióticas y presidió durante años la Sociedad de Beneficencia desde su creación en 1830.

Una forma de homenajear y agradecer los destinos de las mujeres que con su valentía, inteligencia y bondad lucharon por los ideales, muchas veces perdiendo en batalla a sus seres queridos, familiares y hasta su propia vida.

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