La desaparición de Marcela Mamaní desde hace prácticamente un mes mantiene conmocionada a su familia y a la sociedad salteña. Su madre, Carmen Fernández, pide que haya justicia y reclama que su hija aparezca viva. Marcela tiene 25 años, mide cerca de 1,60 mt., y su contextura física es delgada.
«Ella desapareció el 16 de febrero. Ya hace un mes que ella no aparece por mi casa. Ella nunca hizo eso. Nunca se fue», señaló Fernández.
La madre de Marcela recordó que su hija la hizo abuela hace 5 años y que este niño que está en estos momentos a su cargo necesita a su madre.
«Pido que se haga justicia lo antes posible, que ella aparezca con vida», repitió Fernández.
Según lo relatado a La Freidora, los últimos datos de Marcela lo aportaron algunos vecinos, quiénes señalaron haberla visto en la vivienda de su pareja por última vez.
Javier Aramayo, es el hombre que convivía con ella desde hace al menos 4 años en un barrio de la capital salteña.
Las primeras presunciones de su desaparición recayeron sobre él.
«Él dice que ella se fue, pero él siempre le pegaba. Hay denuncias por golpes y maltrato desde 2010», subrayó la madre de la joven.
Las pertenencias de la mujer desaparecida están en la casa en la que había convivido, con quien era su maltratador.
El DNI de Marcela lo conserva su madre, con lo cual los indicios de una partida voluntaria se desvanecen.
Fernández también comentó que desde la Brigada de Investigaciones le informaron que se había hallado calzado que podría pertenecer a la joven pero no se contactaron nuevamente para que haya algún reconocimiento de estos objetos por parte de su familia.
Fernández presume que Marcela recibió una brutal golpiza y que a causa de ello está siendo retenida en algún lugar.
«Él tenía ropa, cabellos y pertenecias de ella en un ritual para San La Muerte, que ahora es objeto de peritajes», precisó la mujer al final de la comunicación.