Caso Jara

Llegó el turno de los alegatos en el juicio a las hermanas Jara

El tribunal oral de Mercedes continúa el juicio contra dos jóvenes hermanas acusadas de haber intentado matar al hombre del que aseguran quería violarlas, en medio de un creciente reclamo para que sean absueltas como víctimas de violencia de género.

El Tribunal Oral en lo Criminal 2 del Departamento Judicial de Mercedes continuará el martes el juicio contra dos jóvenes hermanas acusadas de haber intentado matar al hombre del que aseguran quería violarlas, en medio de un creciente reclamo para que sean absueltas como víctimas de violencia de género.

El tribunal de esa ciudad bonaerense, ubicada a 100 kilómetros al oeste de Buenos Aires, escuchará ese día los alegatos de la fiscalía y la defensa y se prevé que dicte sentencia el 3 de abril al mediodía.

Ailén y Marina Jara, actualmente de 21 y 20 años respectivamente, son juzgadas porque el 19 de febrero de 2011, en un incidente callejero, hirieron con un cuchillo doméstico a Juan Leguizamón, de 35 años, aunque siempre aseguraron que sólo se defendieron de un ataque armado para violarlas.

El caso, plagado de irregularidades, es considerado emblemático por las entidades que luchan contra la violencia de género

Sin embargo, la justicia dio inicialmente crédito a la versión de Leguizamón, quien dijo haber sido agredido tras un altercado por celos porque tenía una relación íntima con las hermanas.

Las hermanas Jara alegan que aquella madrugada volvían caminando de bailar en un boliche, por la calle San Juan Bautista, a pocas cuadras de su casa, en la localidad de Paso del Rey, partido bonaerense de Moreno, cuando fueron abordadas por Leguizamón, que llevaba un arma de fuego.

Según las muchachas, el hombre disparó para amedrentarlas, se le trabó el arma y ellas se defendieron, lo golpearon, lo tiraron al suelo y lo hirieron con un cuchillo «Tramontina», hasta que Leguizamón huyó.

Las chicas, a las que no se les concedió la prisión domiciliaria, están desde entonces en la cárcel 8 de mujeres de Los Hornos, donde han recibido maltrato psicológico y físico, según denunciaron el sábado en una carta.

En el mismo texto, Marina hizo un relato pormenorizado de la golpiza que el 27 de diciembre último recibió de una guardiacárcel en la Unidad 5 de Mercedes, donde las alojaron temporalmente para el juicio, incidente por el cual una agente fue apartada de la fuerza por las autoridades penitenciarias bonaerenses.

El caso es considerado emblemático por las entidades que luchan contra la violencia de género, que rodearon a las hermanas de expresiones de apoyo, y está plagado además de irregularidades.

Nunca apareció el arma de fuego que tanto las hermanas como su supuesta víctima relatan que se usó en el episodio, y desapareció la camiseta verdinegra que según un testigo vestía Leguizamón y había secuestrado la policía.

También desaparecieron las pruebas de parafina que se hicieron tanto a las manos de Leguizamón como a la prenda, ambas de resultado positivo, reveló el abogado Isidro Encina, defensor de las hermanas Jara.

El caso fue tratado hasta ahora dos audiencias, el lunes y martes de la semana pasada, cuando los jueces Marco Barski, Graciela Larroque y José Ibrahim, como suplente de Fernando Bustos Berrondo, escucharon a Ailén, a Leguizamón dos veces, y a una serie de testigos.

El lunes, Leguizamón se contradijo cuando, en una declaración cargada de expresiones vagas y confusas, usó la frase «cuando me sacaron el arma», pese a que siempre afirmó que eran las chicas las que estaban armadas y dispararon.
El detalle no escapó al abogado Encina, quien inmediatamente exclamó: «Conste en actas».

En esa primera jornada, el hombre tampoco pudo precisar algún detalle del cuerpo de las chicas que probara que tenía una relación íntima con alguna de ellas, pero dijo que un tal Jorge, que trabaja con él, puede atestiguar que tal relación existía. La Fiscalía buscó hasta ahora sin éxito al tal Jorge.

El martes, Leguizamón quedó comprometido por el testimonio de un vecino que ese día lo vio armado y por el relato de testigos que lo señalaron como acosador.

Quien vio a una persona armada con una camiseta verdinegra -que luego Leguizamón admitió haber usado ese día- fue un vecino del barrio Sanguinetti, donde ocurrió el episodio. El testigo, de apellido Barrios, ya murió pero su declaración había quedado registrada ente las autoridades y fue leída en el debate.

Según refirió a Télam Isidro Encina, abogado de las chicas, «aquella camiseta fue secuestrada por la policía y se le hizo una prueba de parafina que dio positivo, lo que significa que quien la usaba había disparado. El mismo resultado arrojó la prueba en las manos de Leguizamón», asegura el abogado.

Encina comentó que el policía bonaerense que detuvo a las chicas,  Dalmacio González, hoy suspendido por presunto cohecho en otra causa, cuando testificó y sin que nadie le preguntara dijo que la camiseta verde con rayas negras la llevaba una de las mujeres.

En tanto la testigo Carina L., de unos 40 años, dijo haber sufrido en persona el acoso de Leguizamón hace una década, durante una semana en que la madre de éste le ofreció cobijo en su casa, tras haber huido con sus hijos de la violencia en su propio hogar.

Además, cuatro mujeres y un hombre coincidieron ante el tribunal en que le tienen miedo a Leguizamón, y afirmaron que las chicas eran acosadas por él como muchas otras mujeres del barrio.