Tras un nuevo Encuentro Nacional de Mujeres, con 70.000 realidades debatiendo y marchando en la ciudad de Rosario, la resistencia del machismo intrincada también en los medios masivos de comunicación sigue siendo una realidad.
Campañas previas que dan lugar a instaurar en la ciudadanía un concepto negativo de los Encuentros, el nudismo no como un modo de protesta que simboliza el ser dueñas de sus cuerpos sino como un acto repudiable y obsceno y un temor generalizado que antes, durante y después los medios hegemónicos intentan sembrar con miradas sesgadas que hacen ver a las mujeres que pueden levantar su voz para exigir derechos como lo malo, aquello que es criminalizable y hasta debe ser reprimido por el aparato del Estado.
Expresiones nada inocentes como un título periodístico dan cuenta fácilmente de esto. Basta citar para ello a Infobae en uno de sus artículos “Así quedó Rosario después de la marcha por el Encuentro Nacional de Mujeres”, o el clima hostil que precedió al Encuentro en medios locales con: “Rosario, empapelado contra el Encuentro Nacional de Mujeres” o bien “Las fotos de las pintadas con aerosol que ensuciaron fachadas de edificios públicos y privados”, como muestra de que muchas prácticas patriarcales también perviven en los Medios Masivos de Comunicación. Sobre estos hechos, casi naturalizados por el enorme aparato comunicacional que consiente estas prácticas periodísticas como la única verdad, la Lic. Maru Rocha Alfaro, integrante de Red Par, señaló que en la era macrista existe una actualidad informativa “alejada de las realidades, a través de los medios de comunicación hegemónicos mercantilistas y de la televisión”. “Ocultar las demandas, silenciar los reclamos, enturbiar las necesidades, confundir a la gente y reprimir. Este es el relato mediático de un nuevo “Encuentro Nacional de Mujeres”, un hecho único en el mundo y que se da una vez por año en nuestro país”, consideró. Para la militante, la cobertura periodística del XXXI Encuentro Nacional de Mujeres “es una muestra cabal de la violencia mediática naturalizada”, convirtiéndose así en “una crónica policial, tal como abordan los casos de violencia de género: no visibilizando al agresor, al violento, al represor y culpabilizando a las mujeres de todo lo acontecido, de ser las provocadoras. ¿Y qué pasa con las demandas que visibilizaron y debatieron más de 70.0000 mujeres este último fin de semana?”
Rocha Alfaro señaló que el blindaje mediático en la construcción de estas realidades es tan fuerte en el sostenimiento y la reproducción del machismo que fue capaz de quitar el eje sobre los puntos esenciales del mismo: como el cumplimiento de los derechos, en contra de la violencia machista, diciendo basta de femicidios, pidiendo aborto legal, seguro, libre y gratuito; preocupadas por sus hijxs enfermxs y la legalización de la cannabis para uso medicinal.
Por su parte, La Dra. Alejandra Cebrelli, docente de la Carrera de Comunicación en la UNSa se interrogó “desde quién y desde dónde se puede denominar incidente desafortunado como lo hicieron funcionarias del gobierno nacional a la represión pura y dura, previamente preparada, con efectivos apostados en el lugar, y según algunas periodistas presentes, provocados por la misma policía provincial”.
En su lectura, la integrante de Red Par consideró que el gran diario argentino y el más antiguo atribuyó a las manifestantes los calificativos que correspondían a los represores, “siguiendo una tendencia cada vez más explícita en tiempos de Cambiemos: la criminalización de toda forma de militancia o protesta en medios afines tanto por su encuadre (La Nación) como por su discurso propagandístico pro-Pro (Clarín), fidelidad ideológica fácilmente explicable cuando se miran los números de la pauta oficial destinada a cada una de estas empresas mediáticas”.
“La impresionante foto aérea de la apertura del Encuentro resulta una pequeña muestra de las 70.000 mujeres empoderadas que llegaron de todos los puntos del país y se juntaron a exigir por sus derechos, a imaginar soluciones a los problemas más acuciantes del género en el contexto de un estado que se retira día a día: aplicación efectiva de leyes de protección contra la violencia de género en todas sus manifestaciones, de igualdad de oportunidades laborales, educativas, sanitarias, la lucha por la implementación de una ley de aborto, son algunos de los 69 temas que se trataron en más de 300 talleres”, advirtió, resaltando que nada de eso salió en diarios ni portales.
“La falsa postal de los Encuentros”
Contrariamente a los ricos debates que ocurren en cada una de las comisiones, Cebrelli puntualizó que la noticia fue el hecho de “la represión en la puerta de la Catedral, la escena armada por la misma policía y esperada por los medios dominantes como casi una cuestión folclórica en estos Encuentros: Los y las fanáticas religiosas apostadas en la puerta de la Catedral de la ciudad donde se realizan estos eventos, un grupo de manifestantes cuya columna se separa de la principal, la policía antimotines expectante, las imágenes del fotoperiodismo mostrando los torsos desnudos de las militantes demonizadas por el ojo y el encuadre de la cámara, se vienen repitiendo año a año hasta formar parte del ritual del Encuentro”.
Como punto de avance comunicacional destacó la incidencia de las nuevas comunicaciones, e incluso de lo que miles de personas ejercitan a diario utilizando las redes sociales para difundir hechos públicos y privados. “Por suerte también vivimos en tiempos de Internet, de comunicación alternativa, de redes sociales, de coberturas colaborativas y todxs tenemos la práctica del registro fotográfico y el comentario vía celular. Y esos 70.000 mensajes, fotos y testimonios dando vueltas por múltiples pantallas agujerean el discurso único de los grandes medios”, finalizó.