Ayer durante todo el dìa, organizaciones sociales nucleadas en la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular- CTEP- llevaron adelante en el parque San Martín una Feria de la Economía Popular, con precios directos del productor. Una de las promociones que se pudo encontrar fué la de tres litros de leche en sachet por 105 pesos, además de dulces, conservas, tortas y verduras orgánicas.

Jésica Salas, vecina de Cerrillos e integrante del Movimiento Popular La Dignidad, llegó para ofrecer verduras orgánicas. “Esto es de la huerta popular que tenemos. Como tenemos el comedor y el merendero, nosotros las utilizamos para los chicos y ahora venimos a hacer ver el trabajo que hacemos como movimiento popular”, señaló mientras ofrecía a precios sumamente accesibles zapallitos verdes, acelga, remolacha, lechuga repollada, crespa a 20 pesos, morada y perejil.

Además, opinó sobre la situación económica que se vive y lamentó: “Todo está muy caro y no se puede vivir así, esperemos que mejoremos”.
Por su parte, Rodrigo Chiliguay, referente de la Red Puentes del Movimiento La Dignidad, una institución que asiste a chicos en situación de calle, se acercó para ofrecer los muebles que realizan junto con los jóvenes a quienes asisten. Allí ofrecieron sillas desde 350 a 500 pesos, mesas a 900 pesos, todo reciclado con tarimas.

Norma, parte del proyecto Costura y algo más, lamentó la imagen negativa que pesa sobre los sectores más vulnerables y remarcó: “La gente piensa que los que cobramos planes cobramos y nos quedamos en nuestra casa, y no. Nosotros cumplimos horas de trabajo, cada barrio tiene su proyecto, la gente sí trabaja. Nosotros prestamos servicios, tenemos el proyecto y hacemos carteras, bolsos, cosas tejidas. Vendemos para poder comprar material y trabajar”.

Por otro lado, Nora Liendro, vecina de la zona oeste alta que colabora en el merendero Arcoiris, destacó el incremento en la demanda en el último tiempo, cuando pasaron de recibir 70 niños a 180. “Tengo muchos niños discapacitados que no cobran pensión”, resaltó. El lugar funciona como merendero de lunes a viernes mientras que los fines de semana abre las puertas como comedor. “Todo es a pulmón, nosotras salimos con un carro, nueve mamás. Bajamos toda la calle San Martín pidiendo a los mayoristas que nos ayudan con todo lo que pueden”, relató la mujer.

Y concluyó: “Es muy lamentable lo que estamos pasando. Yo no tengo un ingreso pero en el año 2.004 abrí mi merendero porque perdí una nena de 7 años y me dediqué a trabajar. Aparte de eso, hago gestiones para los niños y padres que asisten al merendero porque son familias muy carentes de recursos”.

