Honduras, 24 de junio del 2011
A la Resistencia Hondureña
A las delegadas y delegados de la asamblea nacional del FNRP
A las mujeres de Honduras, a los hombres de Honduras, a quienes quieran escucharnos.
Las que por esta carta hablamos no lo hacemos desde ahora ni lo hacemos solas. Lo hacemos con la palabra y los cuerpos de miles de mujeres que han hecho y hacen todos los días de este país un lugar posible de vivir y al que vemos con tristeza y rabia como se desmorona.
Las que escribimos esta carta hemos estado siempre, tratando de que ajuste el pisto para la comida, cuidando de grandes familias, pensando y discutiendo sobre la vida, sobre la justicia, proponiendo y haciendo todos los días lo que sea necesario para que nuestra vida y la de otras y otros sea digna, tenga comida, abrigo, placer, libros, amor, salud, escuelas, cuidados.
Algunas de nosotras hemos hecho espacios apartados de los hombres porque entendemos que necesitamos vernos entre nosotras, hablar nuestras propias cosas, hacer acuerdos y complicidades para darnos fuerza, lo cual hemos logrado. Y hemos tenido la experiencia que en los espacios con hombres cuesta que se escuche nuestra palabra con respeto, porque a veces ellos, nuestros mismos compañeros, no nos consideran suficientemente pensantes y actuantes, no dejan de valorarnos sólo como madres, amas de casa, o esposas, o peor aún como cuerpos sexuados sin emociones ni pensamientos a quien mentir y agredir.
Otras hemos estado en espacios mixtos, intentando dialogar con mujeres y hombres y haciendo con todos, proyectos de cambio de la vida, pero no solo de la vida que se discute en las calles y en los congresos, sino también hablamos de la vida de la puerta para adentro.
Todas las que firmamos esta carta, vengamos de donde vengamos, hemos sido parte de esta resistencia de ahora y de siglos, y hemos hecho tantas cosas que una lista no alcanzaría para contarlas, todo lo hemos hecho con una gran indignación por el abuso del poder político y militar conocido y remozado con este Golpe de Estado al que nos seguimos oponiendo, y con una enorme esperanza de que más mujeres y hombres se vayan sumando, como ha pasado desde el 28 de junio del 2009, al cambio profundo de esta tierra tan hermosa, esta matria hondureña.
Y en ese hacer nos hemos encontrado con otras mujeres y otros hombres, y sabemos que con muchas nunca nos hemos visto. Pensamos que es posible el cambio, porque ya está sucediendo, que hay quienes ya no se atreven ni a pensar que las mujeres no deben hacer política, que sólo sirven para la cama, para echar tortillas, parir hijos o chismear y ver novelas. O sea que hemos visto que el lugar que hemos peleado por siglos ha sido ganado, en parte. Y que mucho camino queda por andar.
Las que aquí firmamos tenemos opiniones diferentes sobre cuál debería ser la vía que el FNRP debe escoger para seguir su andar en este momento. Pero coincidimos en que hemos estado desde siempre no sólo construyendo otros poderes y haciendo política desde las cocinas y las escuelas, las calles y los versos, la ciencia y la agricultura, la curación, la maternidad y el deseo. Hemos estado enfrentando desde hace siglos el poder opresivo y asesino del patriarcado casi siempre en nuestro caso, aliado al neoliberalismo, al racismo, a la heterosexualidad como norma, y lo seguiremos haciendo. Mucho sabemos de lo que es vivir cada día en ese enfrentamiento, sabemos bastante sobre la resistencia y lo que significa pelear por tener espacio para la belleza, la ternura y la alegría. Lo hemos hecho sin permiso, con mañas, inventando formas creativas, sin líderes supremos, con nuestra verdad y corazón. Desde ahí hablamos hoy.
Las firmantes queremos exigirle y proponerle al movimiento de resistencia de Honduras y aún más allá de éste, no solo al FNRP ni a su asamblea, pero por supuesto también a ellas y ellos. Esta es una carta abierta porque sabemos que muchas de nuestras hermanas resistentes no podrán salir de su aldea, de la cocina, ni de la maquila, ni de su comunidad, ni del aula, o no les da la gana estar ahí, y también a ellas les hablamos. Sabemos que hay quienes no saben todavía que su vida es un ejemplo de resistencia como lo es que una mujer mantenga a punta de hacer tortillas y lavar ropa ajena a diez hijos, los vista y los mande a la escuela, y de esas mujeres hay muchas que no tienen el tiempo para andar en nuestros espacios, pero que nosotras reconocemos.
Les proponemos:
Que sigamos usando nuestra creatividad, autonomía y fuerza para resistir a la cultura de muerte que el patriarcado neoliberal nos impone. En dos años de resistencia ha sido ese espíritu lo que la ha sostenido y no el dinero, los acuerdos, las grandes decisiones ni las dirigencias iluminadas. Que hagamos valer todas las vidas hondureñas porque todas son legítimas y no nos acostumbremos a que la muerte violenta se haga parte de la cultura nuestra y que los hijos de algunas sean más legítimos que los de otras.
Que recordemos que somos hijas de otras mujeres, madres y hermanas políticas, que han hecho grandes acciones para que nuestra vida ahora sea mejor en muchos sentidos, que cada logro es producto de esa historia, que la memoria de otras luchadoras es parte de nuestra fuerza. Que no olvidamos que no estamos todas porque faltan las asesinadas, las exiliadas, las presas por este sistema. Que somos cómplices y que juntas tenemos mucha fuerza, por eso llamamos a organizarnos, debatir y actuar lo más juntas que podamos.
Que en todos los espacios en los que tengamos voz y presencia no dejemos de alzar nuestra palabra contra todas las formas de violencia contra las mujeres, que bajo ningún punto aceptemos que actos de violencia queden ocultos e impunes, y aquí estamos incluyendo a los que pudieran relacionarse con quienes dirigen en este momento o pretenden dirigir los espacios de la resistencia, pues ellos son o deberían ser una referencia sobre el comportamiento digno de un ser humano que pretende refundar un país. Estaremos acompañando todas las denuncias sobre agresiones sexuales, emocionales, patrimoniales, que las mujeres estén dispuestas a llevar adelante contra quien sea y donde esté.
Que si bien los hombres y mujeres tenemos derechos como seres humanos, no olvidemos que así como otros sectores de la población tienen sus luchas, nosotras tenemos el derecho a plantear nuestras demandas históricas en todos los espacios, sin que se nos tenga que acusar de divisionistas o antihombres. Estas acusaciones no deben ser parte de nuestras preocupaciones, pues ya sólo son enarboladas por lo más atrasado de los movimientos políticos y sociales.
Exigimos que la asamblea del FNRP se desarrolle en un ambiente democrático, que se erradiquen las prácticas de aplanadoras, de grupos de choque, de intolerancia y manipulación para que este ejercicio político sea una diferencia contundente ante las prácticas golpistas a las cuales nos oponemos, porque si no en nada estamos. Nos oponemos a que se haga de la unanimidad un ejercicio contra la palabra libre.
Rechazamos que se construya un enemigo interno en el FNRP de quienes sólo ven posible la salida electoral, acusar a quien disiente de este mecanismo de ser extremista es ser cómplice de la creciente campaña de criminalización que se legaliza todos los días, y significa alentar posibles agresiones a personas que tienen opiniones diversas. Tampoco estamos de acuerdo en satanizar procesos y mecanismos que puedan llevar a construir poder popular dentro de ciertas institucionalidades y condiciones favorables. Cuando en este país se elija una Asamblea Nacional Constituyente Popular y Originaria será un orgullo proponer a las mujeres con más talento para ese ejercicio.
Exigimos que el FNRP, no se distraiga con los malabares de la democracia patriarcal y golpista y que no postergue el acuerpamiento urgente de las luchas y demandas de las mujeres, de los pueblos indígenas y negros, la diversidad sexual y la juventud, también formados por muchas mujeres, pues nosotras no somos un sector y estamos en todas partes. El discurso de que nuestras demandas para después, como tantas veces lo ha hecho la izquierda y la derecha por igual, ya no convence a nadie, y la memoria de mujeres de todas las latitudes nos asiste.
El FNRP no es un instrumento de algunos o algunas, ha sido la esperanza mayoritaria de una diversidad de personas que se han ganado con el cuerpo y la mente estar en los discursos, propuestas y proyectos. Recordemos que el FNRP ha sido definido no sólo como un espacio de lucha de clases, sino como un frente de lucha antipatriarcal, antirracista, y en contra de toda forma de discriminación y exigimos se mantenga esta identidad importantísima y sea coherente en su práctica.
Independientemente de la decisión que cada mujer que aquí se manifiesta tome en esa Asamblea, y en su continuar que es largo, es nuestro pensamiento y práctica histórica de lucha por la libertad, la justicia, la vida digna para las mujeres la que nos hace plantear juntas esta carta abierta. Nuestra soberana palabra contra la cultura de la muerte violenta y vida esclavizada, entraña de este sistema, nos hace pronunciarnos colectivamente para comprometernos a profundizar la lucha por la emancipación de las mujeres en Honduras y con ella la de todo el Pueblo, porque las mujeres somos este Pueblo.
Es nuestra alegría y rebeldía colectiva la que nos acompaña. No nos callan los toletes ni los gases, no nos asustan los sermones del infierno, y no nos intimidan los gritos en consignas que quieren callar otras voces.
Nos oponemos firmemente a la agresión contra nuestras compañeras, por parte de los uniformados y los que no usan uniforme, por parte de golpistas y de resistentes.
Rechazamos el pensamiento único que atropella la diversidad de la vida. Exigimos que el pragmatismo político no haga que renunciemos a los principios de la honestidad, la solidaridad, de la memoria, del debate por encima de las armas, de la inteligencia sobre la barbarie del patriarcado y el capitalismo.
Aquí estamos, y aquí seguiremos, con cuerpos, palabras, emociones y pensamientos en la continuidad de la resistencia.
María Luisa Regalado, Karla Lara, Nelly Del Cid, Miriam Miranda, Nohelia Nuñez, Berta Cáceres Flores, Anarella Velez, Rosmery Torres, María Luisa Regalado. Claudia Herrmannsdorfer, Mirta Kennedy, Glenda Archeaga, Suyapa Martínez, Gilda Rivera, Regina Fonseca, Reyna Yañez, Maria Amalia Reyes, Elena Flores, Lorena Zelaya, Gabriela Díaz, Maria Virginia Díaz, Lilibeth Reyes, Reina Calix, Silvia Heredia Martínez, Jessica Sánchez, Miriam Suazo, Adelay Carías, Sara Aviléz Tome, Indyra Mendoza, Lídice Ortega, Daysi Flores, Breny Mendoza, Melissa Cardoza , Miriam Suazo, Nohemí Dubón, Silvia Heredia Martínez, Ana María Ferrera, Eva Cristina Urbina Cabrera, Albita, Teresa Ayala Zúniga, Mina Palacios, Sandra Marybel Sánchez, Feministas en Resistencia, Cem-H, CDM, CODEMUH, COPINH.