Pedofilia

El cardenal Pell evita asumir responsabilidades por los abusos en la Iglesia australiana

El cardenal George Pell, encargado de las finanzas del Vaticano, terminó hoy su declaración sobre los casos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica australiana sin asumir responsabilidades, a pesar de admitir que se encubrieron abusos sexuales a menores.cardenal-george-pell_270x250

«Espero que mi comparecencia haya contribuido un poco a curar, a mejorar la situación», dijo Pell, tras su última comparecencia por videoconferencia desde Roma ante la comisión que investiga la repuesta de instituciones religiosas, públicas y educativas a la pederastia en las últimas décadas en Australia.

Las víctimas de los abusos y sus familiares se mostraron decepcionados por las declaraciones del prelado, quien «no ha sido honesto ni honrado», según Philip Nagle, un miembro de la delegación de afectados que viajó hasta la capital italiana para escucharlo.

El «ministro» de Economía vaticano fue convocado para declarar por los abusos a menores cometidos entre las décadas de los años 70 y 90 en las ciudades australianas de Ballarat, donde nació y trabajó de sacerdote, y Melbourne, donde fue obispo auxiliar y arzobispo, aunque sobre él no pesa ninguna acusación de pederastia.

El lunes, en el inicio de las comparecencias, el cardenal reconoció que la Iglesia había cometido «enormes errores» si bien negó siempre que conociera en profundidad, encubriera o protegiera a los sacerdotes pederastas con los que trabajó o conoció.

Durante su declaración, Pell, de 74 años, también admitió que en la Iglesia Católica existía la tendencia generalizada de no dar crédito a las denuncias de los menores en una época en que se buscaba «proteger de la vergüenza a la institución».

El prelado, además, justificó su inacción por su falta de autoridad o por el engaño y ocultación de información incriminatoria por parte de otros religiosos o de sus superiores sobre los delitos, pese a que éstos eran conocidos por la comunidad.

En la década de los años 80 existía «un mundo de crímenes y encubrimientos (en el seno de la Iglesia Católica). La gente no quería que se perturbara el status quo», dijo el religioso en la víspera ante la comisión.

Muchos de los abusos fueron perpetrados por cinco sacerdotes durante un mismo período de tiempo en Ballarat, un hecho que Pell calificó como una «desastrosa coincidencia», aunque reconoció que esa localidad fue «uno de los peores lugares de Australia» en lo que se refiere a crímenes pederastas del clero.

El máximo responsable económico del Vaticano tuvo que retractarse de una de sus declaraciones, después de calificar los abusos cometidos por el sacerdote pederasta Gerald Ridsdale como «una historia triste de escaso interés», lo que provocó la indignación de varias víctimas.

Pell atribuyó sus palabras a la confusión que sintió durante el interrogatorio y negó que hubiera intentado acallar a David Ridsdale, sobrino y víctima de Gerald Ridsdale, cuando le contó los abusos que había sufrido.

Los cuatro días de declaración del cardenal fueron seguidos en directo por unas quince víctimas de los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes australianos y sus familiares.

Una parte de la delegación de las víctimas, que podría mantener hoy una reunión con Pell, aunque no está confirmada, espera encontrarse mañana con el papa Francisco para exponerle sus casos, mientras que otro grupo se reunirá con la Comisión Pontifical para la Protección de los Menores.

Ayer, en un comunicado, Pell aseguró que «estaría encantado» de reunirse en privado con supervivientes de Ballarat y Melbourne «si esto supone una ayuda para ellos» y sugirió que el encuentro tuviese lugar hoy en el mismo hotel romano donde el cardenal ha efectuado las declaraciones ante la comisión.

Peter Blenkiron, una de las víctimas, exigió a la Iglesia que se deshaga de los pederastas, que representan un dos por ciento del clero según cálculos del Vaticano, así como que se enmiende la Ley Canónica para evitar que se encubran los crímenes sexuales con el fin de proteger la reputación de la institución religiosa.

«Hay un fallo en la estructura entre el derecho canónico y la ley que permite el desarrollo de los pederastas y todo esto tiene que cambiar», dijo Blenkiron, según la cadena ABC.

Imagen : periodistadigital.com