El acusado fue denunciado por su expareja, el 12 de diciembre pasado, por haber ingresado a su vivienda a pesar de tener una orden de exclusión del hogar.
La mujer relató que el hombre, quien había estado preso por más de un año y llevaba una semana en libertad, la había estado hostigando, siempre en estado de ebriedad.
El acusado reconoció los hechos y aceptó la pena consensuada entre las partes. El juez en feria, Mario Maldonado, dispuso la unificación de la condena con una anterior, dictando una pena única de dos años y tres meses de prisión efectiva.
Además, ordenó su traslado a la Unidad Carcelaria y la realización de un tratamiento por su adicción al alcohol en el Centro Tinkus.