«Hay una cuestión generalizada que es la incapacidad de quienes tienen a su cargo la defensa de las mujeres y las niñas para asumir una perspectiva más amplia que aquella que culpabiliza a los más débiles por diferentes motivos», expresó la Lic. Violeta Carrique, en referencia al escándalo generado por un informe del CIF (Cuerpo de Investigadores Fiscales) en un caso de abuso sexual infantil que pone el acento en el cuerpo voluptuoso de la víctima, y que lleva la firma de su directora, la abogada, Gabriela Buabse, quien espera el acuerdo para ser nombrada fiscal.
La directora de la especialidad en género de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), también cuestionó que personal policial haya interrogado a la menor aunque sea de manera informal, ya que con l@s niñ@s en casos de abuso sexual hay que tener la precaución de no afectar su salud mental y emocional, explicando así que la importancia de la Cámara Gesell, es que digan lo que realmente sienten y que no se encuentren condicionad@s.
«Hay una parte que dice que la niña se muestra extrovertida y que no tiene ningún sentimiento de culpa», citó, manifestando que la responsabilidad recae sobre el adulto en todos los casos, aún cuando una niña ejerza una suerte de ?seducción?.
«Hay muchas niñas en una situación de prostitución y no por eso son culpables de lo que les pasa. Han sido lanzadas a la calle por distintas situaciones», señaló.
Carrique recordó diferentes casos acontecidos en Salta, de los cuales, medios, abogados y Justicia hacían una lectura machista.
«En el caso de la pastora de Iruya yo recuerdo, esa niña de 14 años, con un hombre adulto que la pretendía. Ella le dijo que no, entonces él la asesinó y la tiró a un barranco y la abogada de este hombre decía que él no podía entender la negativa de la niña, como justificativo, en este contexto cultural, en la que la mujer es pasiva y no dice que no. O cosas como la niña del chat, que según el juez ejerció seducción histérica cuando fue violada por cinco hombres, porque ella no era capaz de defenderse en una Cámara Gesell», mencionó.
La filósofa consideró que cuando un caso de abuso sexual o violación se caratula como corrupción de menores «estamos mal».
«Las personas que deben entender en estas cosas deberían tener una mínima formación en la perspectiva de género y no la de ese sentido común cosificado y machista que pone la responsabilidad en los más débiles: en este caso las mujeres», señaló.
Siguiendo esta línea, Carrique consideró: «Estamos en peligro si tenemos que dejar que esas personas decidan sobre nuestras vidas, como ocurre por ejemplo con los jueces de Familia. Profesionales que te dicen que las niñas son muy avispadas porque los medios de Comunicación las hipersexualizan desde que son infantes, las muestran y las ponen en situación de adultas».
Para graficar este tipo de situaciones y la mirada que la Justicia debería tener sobre estos hechos, la licenciada, trajo un ejemplo de Eva Giberti, quién dice que hay que ponerse «en la situación de un adulto que está sobre una niña y que eyacula en su cuerpo y pensar si esa niña fuera su hija, más allá de que el hecho no haya sido supuestamente violento. Ese adulto no puede adjudicarle la responsabilidad a la niña, más allá de que la niña por cualquier razón haya intentado una relación».
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