Cuba: Más jefas dentro de casa

La Habana, agosto (SEMlac).- Aunque las encuestas y la vida cotidiana confirman que la mayoría de los hogares en Cuba siguen teniendo jefatura masculina, igualmente indican que crecen los núcleos familiares encabezados por mujeres.

Las cifras son concluyentes: el número de hogares que reconocen como jefe a una mujer creció de 14,4 por ciento en 1953 a 40,6 por ciento en 2002, año en que se realizó el último Censo de Población y Viviendas en la isla.

«A pesar de que las estadísticas sobre jefatura familiar no reflejan toda la complejidad de esas relaciones de poder en los hogares, dan evidencia de un crecimiento de la jefatura femenina», asegura el estudio «50 años después: mujeres en Cuba y cambio social», realizado por varias investigadoras cubanas con el apoyo del programa de Oxfam en Cuba.

Investigadores y especialistas asocian ese incremento a los cambios experimentados por las cubanas dentro de la sociedad y la familia, a partir de haber alcanzado altos niveles de instrucción, independencia económica e incorporación al trabajo asalariado, entre otros avances.

Igualmente lo vinculan a las altas cifras de divorcio que se registran en el país y al envejecimiento de la población, la sobremortalidad masculina y, en consecuencia, la mayor proporción de viudas.

Para María Elena Benítez, investigadora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana (Cedem), el incremento de mujeres al frente de sus hogares «es otro efecto concreto respecto a cómo la familia cubana ha experimentado los cambios demográficos y socioeconómicos que han tenido lugar en el país desde mediados del pasado siglo, cambios que también han comenzado a remover las bases de los modelos de género».

En el libro Cuba: población y desarrollo, publicado por el Cedem en 2009, Benítez llama la atención acerca de algunas diferencias entre los hombres jefes de hogares y las mujeres en igual condición.

Cuando el jefe es hombre, predominan los casados y los que permanecen en unión consensual, que en 2002 representaban 77,8 por ciento del total, frente a 22 por ciento en otra condición conyugal como solteros y viudos. «Por tanto, se puede afirmar que, cuando el jefe es hombre, la mayoría conduce hogares biparentales (presencia de ambos cónyuges)», sostiene la investigadora.

En cambio, entre las jefas mujeres, 43,3 por ciento mantenía una relación marital (casada o unida) en 2002, según datos del último Censo de Población y Viviendas.

De modo que ellas «constituyen un conjunto mucho más variado que los dirigidos por hombres. Precisamente, en medio de esta heterogeneidad, es que la mayoría (56,7%) se caracteriza por conducir un hogar en ausencia de su cónyuge», lo que conlleva a «un aumento en las familias de tipo monoparental, la mayoría de las cuales tiene a una mujer al frente», agrega la especialista.

Otros criterios apuntan a que, más allá de la variable de la jefatura familiar, la centralidad de la mujer cubana promedio en la vida de sus hogares le permite tomar decisiones relativas a la vida cotidiana, la reproducción familiar, la educación de los hijos y el cuidado de personas enfermas.

«Pero aún no en todos los hogares la mujer cubana comparte las decisiones respecto a cuestiones trascendentales de la vivienda, aporta los recursos materiales necesarios para su funcionamiento, o es reconocida por sus miembros como la jefa del hogar», señalan las autoras del estudio.