La fiscal de la causa le imputó delitos que prevén la máxima pena del Código Penal: prisión o reclusión perpetua. Sin embargo, el abogado del empresario dijo que actuó bajo emoción violenta. Ahora, los resultados de las pericias psicológicas y psiquiátricas serán claves para resolver la situación procesal del detenido, que se negó a declarar y fue trasladado a La Plata.
Dos interpretaciones de un hecho. El futuro de Fernando Farré, acusado de asesinar a su ex pareja Claudia Shaefer en el country Martindale de Pilar, va a depender de cuál se imponga. Para la fiscal de la causa, el empresario de 52 años puede enfrentar una pena de prisión perpetua. La defensa, en cambio, sostiene como atenuante que actuó bajo un estado de emoción violenta. Farré, mientras tanto, se negó a declarar y seguirá detenido en La Plata hasta que finalicen las pericias psiquiátricas ordenadas por la justicia.
Ayer, minutos después de las 11, una camioneta de la Policía Bonaerense estacionó sobre el 300 de Pedro Medrano, en la puerta de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Delitos Conexos a la Violencia de Género de Pilar. A Farré lo bajaron entre dos agentes del Grupo de Apoyo Departamental (G.A.D). Una campera azul con capucha cubrió su rostro. El mismo que horas después saturó los canales de televisión gracias a que se filtraron imágenes de los momentos posteriores al crimen.
Según consignó Tiempo Argentino, la propia fiscal Carolina Carballido Calatayud confirmó luego que el detenido se negó a declarar y detalló que la causa está caratulada como homicidio doblemente agravado por el vínculo y por contexto de violencia de género, un delito que tiene previsto una pena de prisión perpetua.
Respecto a los antecedentes violentos de Farré, la funcionaria explicó que «teníamos conocimiento de una restricción, pero las partes hicieron una audiencia y la dejaron sin efecto». También descartó que el empresario tuviera otras causas abiertas en Pilar.
Carballido se había trasladado más temprano hasta el country para supervisar la inspección de los autos de la víctima y del imputado, en los que peritos científicos buscaron elementos útiles para la investigación.
La fiscal ordenó también un peritaje sobre los teléfonos celulares de Farré y Schaefer. El viernes había enviado a analizar los dos cuchillos secuestrados en la escena del crimen. Al cierre de esta edición esperaba además el informe de la autopsia.
Por su parte, el defensor Gustavo Álvarez reconoció que existe «una presunción importante» sobre la responsabilidad de su cliente pero adelantó que «es casi seguro que pudo haber actuado bajo un estado de emoción violenta y vamos a apuntalar esa teoría».
Sobre este punto, voceros del caso revelaron que el acusado tenía prescriptos antidepresivos que no habría tomado antes de cometer el crimen y que «podrían haber controlado su alteración emocional» cuando peleaba con Schaefer.
Según las fuentes, el estado en que se encontraba Farré al momento del hecho es clave, ya que si se comprueba que actuó bajo emoción violenta, el Código Penal prevé una pena considerablemente menor a la del homicidio agravado que propone la fiscalía: la pena se reduciría de uno a tres o de tres a seis años.
El hecho ocurrió el viernes, minutos después de las 11:30, en un chalet ubicado en el lote 5 del country Martindale, en la localidad de Derqui. La pareja, que tenía tres hijos menores, atravesaba un divorcio conflictivo y desde hacía un tiempo ya estaba separada de hecho: Schaefer, de 44 años, estaba viviendo en un departamento sobre la avenida Del Libertador al 1700, en el barrio porteño de Recoleta, y Farré se había mudado a la casa del country que solía ser de fin de semana y donde finalmente se cometió el crimen.
De acuerdo a la reconstrucción de los investigadores, Farré y Schaefer acordaron encontrarse en el country para que ella retirara sus pertenencias junto a su abogado, mientras que el empresario estaba acompañado por la abogada Mariana Gallego, quien lo asesoró al principio del divorcio, y su madre, a cargo del alquiler luego de la separación.
En un momento en el que los abogados y la madre dialogaban entre ellos en el living de la casa, la pareja se apartó y fue hasta la cocina, donde comenzó una discusión. Schaefer se retiró hacia el vestidor para comenzar a guardar algunas prendas y Farré la siguió, pero antes tomó de la mesada dos cuchillos.
Una vez que la alcanzó, el hombre cerró la puerta con llave y comenzó el ataque. Aunque se espera por los resultados de la autopsia, se sabe que la mujer presentaba un corte profundo en el cuello que casi le provoca la decapitación. También tenía heridas en el resto del cuerpo, que los peritos encontraron cubierto de sangre. Tanto la madre de Farré como los abogados fueron incapaces de abrir la puerta del vestidor.
Cuando los efectivos respondieron a los reiterados llamados al 911, encontraron a Farré sentado al lado del cadáver en estado de shock.
En el marco del conflictivo divorcio, ella había logrado una exclusión del hogar y una restricción de acercamiento al departamento que compartían en Recoleta, luego de que él, durante una pelea, la arrojara al piso y le apoyara una rodilla en el cuello.
Secuencia mortal
Durante el hecho y ante la imposibilidad de abrir la puerta del vestidor, la madre de Farré, por su conocimiento de la vivienda, decidió salir al parque para intentar ingresar por la única ventana. En su desesperación, rompió el vidrio con el palo de un rastrillo, pero lo único que logró es ver los últimos instantes del ataque: Farré acometía con un cuchillo mientas la víctima se desangraba en el piso.
«Hostigamiento»
El abogado de Fernando Farré, Gustavo Álvarez, dijo que «hubo un hostigamiento de la señora contra él. Algunos manotazos y algunos golpes de parte de ella. Le decía cosas como ‘no servís como hombre’, ‘no servís como persona’, ‘te dejan sin trabajo’. Hay un desinterés y abandono por parte de la señora Claudia», sostuvo el abogado. Además, confirmó que su cliente fue trasladado a una cárcel de La Plata.
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