En el primer trimestre la desocupación escaló al 7,9%. Ya son casi dos millones los que no tienen trabajo y el foco de la destrucción se centra en el empleo registrado del sector privado. En los grandes centros urbanos vuelve en fantasma de los dos dígitos de desocupación.

El ajuste permanente y el dólar alto que define al modelo económico de Javier Milei comenzaron a mostrar sus efectos más crudos en el mercado laboral. Según los datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, la tasa de desocupación llegó al 7,9% en el primer trimestre de 2025, marcando un alza respecto al 7,7% del mismo período del año pasado.
En términos absolutos, ya son unas 1.800.000 personas las que buscan empleo sin éxito, unas 70.000 más que hace un año. Esto sucede incluso en medio de la supuesta “recuperación” que promociona el gobierno libertario, que aún no se traduce en nuevos puestos de trabajo genuinos ni registrados.
Además del crecimiento del desempleo, el informe revela un dato alarmante: la calidad del empleo se sigue deteriorando. Aumentó el porcentaje de trabajadores que se desempeñan como cuentapropistas –muchos de ellos en condiciones precarias– y cayó el empleo con aportes jubilatorios.
Según el INDEC, el 10,5% de los ocupados trabajan por cuenta propia, lo que representa un incremento del 0,8% en un año. En paralelo, la proporción de trabajadores registrados con descuentos jubilatorios disminuyó un 2,5% interanual. La informalidad laboral escaló al 36,3%, marcando una suba de 0,6 puntos porcentuales respecto al primer trimestre de 2024.
El grupo etario más afectado es el de jóvenes de entre 14 y 29 años, donde el desempleo saltó significativamente: 1,9 puntos más en mujeres y 1 punto más en varones. Se trata de una población particularmente vulnerable, con menos oportunidades y creciente frustración ante la falta de inserción laboral.