Es el «DJ» que abusó de sus dos hijas cuando eran menores de edad (hoy tienen 19 y 20 años) y secuestró, golpeó y violó a su novia, la abogada Vanesa Rial, en 2013, en La Plata.
Un Tribunal platense condenó al disc jockey Cristian Martínez Poch a la pena de 37 años de prisión al considerarlo culpable de abusar de sus dos hijas cuando eran niñas, y de encerrar, golpear y violar a su novia entre agosto y septiembre de 2013.
El fallo fue dictaminado por unanimidad por Tribunal Oral en lo Criminal 1 de La Plata, integrado por los jueces Juan José Ruiz, Carmen Palacios Arias y María Isabel Martiarena.
«Es el día más feliz de mi vida»
Visiblemente emocionada, Rial -la mujer que fue privada de su libertad y abusada por Martínez Poch- aseguró que este es «el día más feliz» de su vida y consideró que todos los jueces deberían actuar como Ruiz, el magistrado que leyó la condena este miércoles en el juicio.
«Es una fallo ejemplar para que no haya más Martínez Poch», destacó Vanessa al final de la lectura de la sentencia. «Con las cámaras y la medicación, vamos a salir adelante», dijo la mujer. «Voy a quedarme con mis amigos. Estoy agradecida del juez. Es un ejemplo. Terminó la pesadilla. Empiezo a ejercer de nuevo mi profesión y quiero formar una familia porque no estuve nunca más con un hombre. Voy a compartir mi experiencia para que esto sirva de ejemplo», agregó.
El fallo
Por unanimidad, los magistrados condenaron al acusado a 37 años de cárcel. «Tuve en cuenta la ley de Violencia de Género y la Convención Universal de los Derechos del Niño», dijo el juez Ruiz. El Tribunal tenía pensado darle más años, pero legalmente no podíamos», aclaró el magistrado.
Durante los alegatos del juicio, la fiscal María Florencia Budiño pidió que el hombre sea condenado a 40 años de prisión, por considerar que los hechos que se le imputan al disc jockey «se encuentran probados».
De acuerdo con la lectura del fallo, el Dj fue hallado culpable del delito de abuso y corrupción de sus dos hijas cuando eran menores de edad y por privar de su libertad, golpear y violar a su ex.
La defensa del acusado argumentó que su cliente no tenía conciencia de lo que hacía. Esto con el objetivo de conseguir la inimputabilidad. Sin embargo el tribunal no dio lugar y consideró que Martínez Poch sabía la gravedad del hecho. «Luego de analizarlo, el tribunal llegó a la conclusión de que sabía en un 80% lo que hacía», dijo Ruiz en la lectura del fallo.
«El imputado quería que sus hijas lo lesionaran con una pinza. Rial relató que después de las golpizas la lavaba con lavandina y lysoform para borrar sus heridas. Lejos de no comprender tenia la capacidad suficiente para intentar burlar a la justicia. Sus actos estaban planificados y comprendía el daño que causaba. El tribunal por unanimidad pudo comprender la criminalidad del acto y actuar en consecuencia», precisó el juez.
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