?Bajar la edad de imputabilidad suena a demagogia?

Explica la presidenta del Colegio de Psicólogos de Salta, Lic. Irma Silva, en referencia a los constantes cuestionamientos sociales divulgados a través de los medios de comunicación sobre la peligrosidad del accionar de los jóvenes que delinquen y la necesidad de que sean juzgados como adultos.

Para la psicóloga el problema es mucho más profundo, y amerita discutir políticas criminológicas para jóvenes y niños que puedan ser reinsertados en la sociedad. Reconoce también que UNICEF en torno a la existencia de la delincuencia infanto juvenil ha solicitado una justicia diversa y especializada, adonde se contemple la finalidad educativa y sancionatoria de la pena, entendiendo que debe adecuarse a la realidad del menor, adonde se enfatice en la reintegración social y el cuidado de la dignidad humana. Dentro de este accionar a nivel mundial, Silva rememora que se acordó el establecimiento de un marco normativo internacional referido especialmente en el ámbito de la justicia de menores y que como país, Argentina incorporó estas Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la administración de justicia de menores, conocidas también como ?Reglas de Beijing?, las ?Reglas de Riad? o Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil, y las Normas mínimas uniformes para la protección de los menores privados de libertad, junto con la Convención sobre los Derechos del Niño.

Silva, asimismo señala que los pedidos de la sociedad que refieren a una mayor severidad en las conductas punibles se hacen porque existe la creencia que la pena disuade, cuando se sabe que ni las cárceles ni los centros de detención de menores funcionan de manera adecuada en nuestro país.

También manifiesta que hay un contexto social que se oculta cuando sólo se pretende penalizar al joven que delinque, ya que no se ponen sobre la mesa las verdaderas causas que favorecen la delincuencia. ?Se ven los efectos y no las causas?, resalta la psicóloga. Considera igualmente que otro aspecto que no se tiene en cuenta es que en un 98% los niños y jóvenes que delinquen están excluidos socialmente, sin un lugar adonde vivir, sin educación, con diversos grados de desnutrición, con historias que se repiten por generaciones con padres presos y hogares disociados, resaltando que deben modificarse las formas de participación adulta ante estas situaciones, subrayando que si existiera una verdadera distribución de la riqueza esta problemática se reduciría visiblemente.

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