Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo de 2010

Mensaje de la Directora Ejecutiva de UNIFEM, Inés Alberdi

El año 2010 representa un hito para los derechos de las mujeres y la igualdad de género: marca el 15º aniversario de la Plataforma de Acción de Beijing, el 10º aniversario de la Declaración del Milenio y de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad. Restan sólo cinco años para la fecha programada para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Al mismo tiempo, las mujeres de todas partes del mundo, pero especialmente aquéllas de los países en vías de desarrollo, continúan enfrentando los enormes desafíos de la crisis financiera mundial, la inseguridad alimentaria, los desastres naturales y los provocados por el hombre, y el cambio climático. El enfrentamiento de esos desafíos, como puso de manifiesto El Progreso de las Mujeres en el Mundo 2008/2009, requiere una mayor rendición de cuentas en todos los ámbitos.

Por esa razón, advertimos sobre otro hito potencial en 2010: una gestión para establecer la nueva entidad de la ONU para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, según fue firmemente apoyada por la Asamblea General de la ONU en una resolución adoptada en septiembre del 2009. Porque mientras la reunión de Beijing+15 evalúa el progreso alcanzado durante los últimos 15 años, quedará en claro una vez más que, pese a las mejoras en los marcos normativos, todavía es necesario avanzar en materia de implementación. El avance logrado con esta resolución es especialmente oportuno, también, en el contexto de la campaña del Secretario General de la ONU, ÚNETE para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres, cuya fecha de cumplimiento fijada para 2015 coincide con la establecida para la consecución de los ODM. Esta refleja la labor para mejorar la rendición de cuentas respecto de la aplicación de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad, que reconoció el papel clave que desempeñan las mujeres en todos los aspectos de la recuperación después de un conflicto.

En las últimas semanas, hemos visto el importante rol de las mujeres en la ayuda prestada a los países para recuperarse de un desastre. Luego del devastador terremoto que golpeó a Haití, las mujeres, que encabezan casi la mitad de los hogares del país, han asumido el liderazgo de las tareas de reconstrucción, ocupándose de comunidades y vecindarios, improvisando comidas comunitarias y modalidades de cuidado infantil. El personal de UNIFEM en Haití fue testigo de las mujeres que en los refugios temporarios intentan generar una sensación de seguridad para sus familias, forjando lazos y compartiendo lo que tienen con sus vecinos y vecinas.

Dos semanas atrás, la Presidenta de Chile, Michele Bachelet, viajó a Haití para expresar solidaridad hacia las mujeres que luchan por reconstruir sus vidas y comunidades; y esta semana ella está motivando a su propio país para resurgir fortalecido de otro terremoto devastador. Éste es el tipo de liderazgo, desde el comunitario hasta aquél que se ejerce en los niveles más altos, que las mujeres han demostrado en todos los lugares que buscan salir de un conflicto o una crisis. Pero a diferencia de Chile, las mujeres pocas veces toman parte del proceso de adopción de decisiones sobre socorro o recursos, o sobre cómo prepararse para la próxima vez que se produzca un desastre.

La seguridad humana y la asistencia humanitaria, como el desarrollo humano, requieren un mayor número de mujeres en todas las mesas de decisión. Con certeza, el mundo les adeuda esto a las mujeres de Haití, y a las de Chile.