«Existe un abismo entre la explicitación y la concreción de los Derechos Humanos»

Así lo expresó María Julia Palacios, una de las autoras del libro Construir la Igualdad. Por una ciudadanía sin exclusiones, al referirse a un nuevo aniversario del último golpe militar que vivió nuestro país.

Para la docente e investigadora, si bien es importante la memoria, la lucha por la verdad y la reivindicación de los derechos humanos violados sistemáticamente en lo que se llamó el «Proceso de Reorganización Nacional» y aún durante el gobierno de Isabel Perón, no menos real es la necesidad de trabajar por los derechos sociales, económicos y culturales del presente. En este sentido, Palacios reconoce que si bien nuestra sociedad avanzó en la formalización de los mismos, es el Estado el que continúa atacando y omitiendo derechos inalienables.

Sobre esto, la docente expresa que si bien la incorporación y ratificación de los tratados internacionales durante la reforma constitucional de 1994 le da un orden legal a los DDHH, existe «una política de clientelismo que le quita dignidad a la gente», reconociendo que incluso las organizaciones que trabajan en pos del esclarecimiento de los crímenes de lesa humanidad, realizan reclamos puntuales pero muchas veces desconocen de forma general la situación de explotación y marginación que viven trabajadores, niños, mujeres y ancianos.

De igual manera, Palacios considera que la ayuda y el compromiso del Estado por una sociedad más justa e igualitaria aún es escasa y que lejos de lo que se explicita formalmente o de lo que se incluye en las curriculas, su ausencia es cada vez más notoria en muchos ámbitos que hacen a las políticas públicas que mantienen la inequidad, con altos niveles de pobreza en nuestro país y que no brindan soluciones reales en «salud sexual y reproductiva, violencia de género, droga, alcoholismo», etc., por mencionar sólo algunas cuestiones. A partir de este análisis, la investigadora subraya que el camino más esperanzador para superar estos obstáculos es hacer visibles las demandas a través de las organizaciones ya existentes que trabajan en el tema, junto a una mayor alfabetización sobre qué y cuáles son los derechos humanos, a modo de poder reclamar a los gobiernos no sólo individulamente sino hacerlo también de forma generalizada, mediante campañas «constantes, sistemáticas y extendidas» que ayuden a crear conciencia.

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