En el Hospital de Niños de Santa Fé ya pusieron 160 implantes anticonceptivos

En Santa Fe se están colocando, desde el año pasado, los implantes subdérmicos anticonceptivos en los hospitales. El primero en hacerlo fue el Hospital de Niños porque allí trabaja la doctora Gabriela Ragogna, que fue una de las primeras del país en recibir el entrenamiento necesario para colocarlo. La profesional dialogó con Diario UNO sobre el método y de por qué se recomienda su uso en la adolescencia.

«En el Hospital de Niños lo estamos utilizando desde febrero o marzo del año pasado. Nación los compra y los distribuye en la provincia; y el único lugar, durante el año pasado, en el que lo colocábamos era ahí porque yo ya había hecho el entrenamiento. En los otros hospitales se comenzó a colocar este año después de que los médicos completaron el entrenamiento que realiza el mismo laboratorio», detalló y agregó: «Es un método invasivo porque uno tiene que pinchar e introducirlo con un aparato».

La ginecóloga explicó que «el Ministerio de Salud de la Nación distribuye ese método para prevenir los embarazos en adolescentes. Está indicado en pacientes entre 12, 13, 14 y 19 años». Además explicó que «lo ideal es que sea a mujeres que ya han tenido un hijo para evitar un segundo embarazo pero yo se lo he colocado a todas las chicas menores de 19 años que requieren una anticoncepción y les gusta el método, siempre se tiene que lograr el consenso».

La profesional señaló que el implante subdérmico está recomendado para adolescentes porque es de larga duración (tres años), tiene una altísima efectividad (la tasa de embarazo para quienes lo tienen es del 0,01 por mil), no contiene estrógeno (por lo que es recomendable para pacientes con determinadas patologías y no pierde efectividad ante el uso de otras drogas) y no requiere más que controles eventuales –ella a las jóvenes pacientes los realiza cada tres meses pero en las adultas es anual, junto al Papanicolau.

«Es muy cómodo porque se coloca debajo de la piel del brazo y no depende de que la mujer se acuerde de tomar una pastilla», remarcó y realizó una comparación: «El método anticonceptivo oral es 99,9 por ciento seguro pero la realidad es menor porque la mujer se puede olvidar de tomarlo, de ir al hospital a buscarlo o puede vomitar y no darse cuenta de que ahí se fue la pastilla, o tomar antibióticos sin darse cuenta de que pierde efectividad. Hay múltiples factores que hacen que una pastilla anticonceptiva falle, sobre todo que implica una responsabilidad diaria».

La profesional remarcó que «la OMS dice que este método es una muy buena alternativa para una adolescente porque las adolescentes no tienen la madurez cerebral para poder pensar en las consecuencias de sus actos a futuro. Entonces no le dan importancia a olvidarse una pastilla, por ejemplo. Esto garantiza que puedan practicar su sexualidad sin el riesgo del embarazo. Es tan seguro porque no depende de la voluntad; porque todas las adolescentes saben que hay pastillas y preservativos y que los pueden buscar en los hospitales pero no los usan o no lo hacen bien y por eso quedan embarazadas».

Ragogna comentó que cuando una paciente se acerca al hospital solicitando anticoncepción se le hace una consejería brindando información. «Ella tiene que estar muy segura de colocárselo porque dura tres años y, como es costoso para el Estado, más allá de que se brinde de forma gratuita, no es cuestión de que en tres meses se lo quieran sacar», indicó.

En ese sentido, contó que de los 160 que aplicó en el hospital solo cinco solicitaron que se lo retiren. «Las razones eran porque la mamá no quería que lo use, no le gustaba a la pareja el método o porque la pareja nueva no quería que lo use. Ahí hay que trabajar en que la que se tiene que cuidar y decidir qué quiere sobre su cuerpo es la adolescente, no su pareja», reflexionó y agregó que en las menores de 15 años, ella solicita una autorización firmada por algún padre antes de hacer la colocación.

El implante subdérmico es un anticonceptivo relativamente nuevo en el país pero con muchos años de uso en otros lugares. Funciona evitando la ovulación y espesando el moco cervical y su efecto dura tres años. Cumplido ese plazo se puede retirar y colocar otro, se puede cambiar a otro método anticonceptivo o no usar nada más, según lo decida la mujer.

Ragogna remarcó que en los hospitales se coloca de manera gratuita a quienes no cuentan con obra social pero que en el ámbito privado también está disponible. «Lo bueno de este implante es que tiene una sola hormona, progesterona, con lo cual puede ser utilizado por pacientes que, por alguna razón, no pueden utilizar estrógeno. Es ideal para las mujeres que fuman, añosas, que tienen una patología de base, que dan de mamar, para las epilépticas y para quienes son pacientes psiquiátricas o con déficit mentales. Es muy amplio», expresó.